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Columna destacada | Arbeleche | Coalición Republicana | menos invirtió

el fantástico universo de Walt Disney

Arbeleche es la "reina del maquillaje"

En pleno Carnaval, que no creo que le agrade porque es una fiesta popular, Arbeleche sería una seria postulante a ganar el primer premio en el rubro maquillaje.

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En puerta de salida y a punto de ingresar en el ostracismo, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, realizó un balance de la gestión del Gobierno en materia económica, durante el cual recreó el fantástico universo de Walt Disney, ignorando que los niños del tercer milenio ya no consumen los productos de esa fábrica de sueños hollywoodense y tienen claro que los Reyes Magos son los padres y no los tres sacerdotes eruditos de Medio Oriente que, según el Evangelio de San Mateo, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, le rindieron homenaje al niño con regalos, oro, incienso y mirra.

Como la secretaria de Estado es católica, aunque integró un gobierno absolutamente despojado de valores cristianos, seguramente todavía cree en esas fantasías, pero lo realmente insólito es que piensa que todos los uruguayos las creen.

Por eso, nos quiere vender un país que es una suerte de mixtura entre la fábula de los dibujos animados del pasado y algunos mitos inherentes a la tradición judeo-cristiana.

Sin dudas, la ministra menosprecia la inteligencia de la mayoría de los uruguayos que el pasado 27 de noviembre resolvieron, en las urnas, sepultar esta fantasía. ¿Será que esos compatriotas no entendieron el mensaje o que la mayoría de ellos no llega a fin de mes?

Si el Uruguay de hoy fuera tal como lo presenta Azucena Arbeleche, ¿por qué la Coalición Republicana que nos gobernó durante este período perdió las elecciones?

Incluso, ¿por qué su partido cosechó solamente el 27 % de los sufragios en la primera vuelta electoral del 24 de octubre? Evidentemente, no hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que el que no quiere oír. Arbeleche debería adquirir anteojos de mayor graduación para ver, por ejemplo, a los miles de uruguayos que duermen en la calle, o para leer los recibos de sueldo de los 550.000 trabajadores que perciben salarios de menos de 25.000 pesos. Incluso, debería adquirir un buen audífono para escuchar el clamor de miles de uruguayos que aspiran a comer todos los días en sus casas, sin necesidad de avecinarse a un comedor estatal o una olla popular, o para escuchar las demandas de los miles de jubilados que perciben pasividades deprimidas, quienes tienen una doble condena: son viejos y, además, son pobres.

Empero, la pregunta más pertinente es: ¿tiene un problema meramente sensorial, que se solucionaría concurriendo a una óptica donde puede comprar lentes nuevos y un audífono, o tiene un problema cognitivo? Realmente, tiene un problema cognitivo, porque su mentalidad burguesa y su ideología neoliberal le impiden entender una realidad que realmente rompe los ojos.

¿No se preguntó por qué su partido y la Coalición Republicana perdieron las elecciones? Seguramente, por su acotado nivel de razonamiento, pensará que la mayoría de los uruguayos son masoquistas. Realmente, no debe entender nada, porque, como al igual que los demás miembros del gobierno que integra, vivió cinco años al margen de la realidad, pese a que, en 2020, el destino les dio una bofetada con la irrupción de una pandemia de consecuencias devastadoras.

Empero, ni siquiera esa circunstancia la indujo a cambiar sus rígidos esquemas mentales y, a diferencia de lo que hicieron la mayoría de los países de la región y del planeta, cumplió a rajatabla su plan de ahorrar, en plena crisis, con el propósito de abatir el gasto estatal y así seguir sosteniendo exoneraciones al gran capital de más de 3.000 millones de dólares anuales.

El Gobierno uruguayo fue, en efecto, el que menos invirtió en atender los estragos sociales devenidos de la paralización de actividades originada por la pandemia, como si nada hubiera sucedido.

En ese contexto, creció la pobreza y la indigencia, y las calles de Montevideo fueron anegadas por un auténtico ejército de mendigos que durmieron y aún duermen a la intemperie.

Incluso, fiel al plan trazado antes del 1 de marzo de 2020, Arbeleche aplicó, sin despeinarse, la consigna de que había que bajar los egresos, aunque para ello fuera necesario recortar recursos en políticas sociales, cuando la lógica de la coyuntura indicaba exactamente lo contrario. Eso es tener una mentalidad obtusa y no ostentar la capacidad de mutar en función de la dinámica de la realidad.

A 26 días de abandonar la titularidad del Ministerio de Economía y Finanzas y pasar a ser apenas un mal recuerdo, Azucena Arbeleche convocó a una conferencia de prensa con el propósito de rendir cuentas con respecto a su gestión.

Durante su alocución, dijo pocas verdades y muchas verdades a medias, y luego, como durante estos cinco años de gobierno, agotó el stock de maquillaje de todas las perfumerías, como el que suele emplear este Gobierno cuando difunde sus truchos informes en torno a la presunta baja de delitos.

En primer término, informó que fueron creados 111.304 nuevos empleos, lo cual es una verdad a medias, porque muchos de ellos fueron trabajadores que pasaron de no estar registrados en el BPS a la formalidad. Una de las explicaciones es que estas personas, que se quedaron sin trabajo en el año 2020 o en 2021, regresaron al mercado laboral cobrando menos que hace cinco años. Eso facilitó la formalización.

Incluso, el grueso de los puestos de trabajo creados es de baja calidad y la mayoría están radicados en el campo, al servicio de la lucrativa industria del agronegocio. La consecuencia es que hay más de medio millón de trabajadores, lo cual equivale a más de un tercio del total de los empleos registrados en el BPS, que perciben retribuciones de menos de 25.000 mensuales, que son de indigencia.

Precisamente, en ese marco explicó que el salario real creció en estos cinco años un 2,7 %. Nadie debería sentirse orgulloso de esa modesta mejora, que sólo se concentró en las familias que pertenecen al quintil 5 de ingresos, que son una minoría.

Por supuesto, olvidó mencionar que entre 2020 y 2022 los trabajadores padecieron una estrepitosa rebaja salarial y, por ende, de su poder de compra, que fue calculada por expertos del Instituto de Economía de la Universidad de la República en unos 7.400 millones de dólares. Evidentemente, además de problemas oculares y auditivos, también padece pérdida de memoria.

Retornando a la presunta mejora del salario real, es pertinente recordar que durante los tres gobiernos del Frente Amplio los sueldos crecieron en términos reales un 55 %, lo cual, ensayando apenas una mera operación aritmética de nivel escolar, da un promedio de casi un 18 % en cada quinquenio y de casi un 4 % por año. Las diferencias entre ambos modelos son obvias y los uruguayos memoriosos, para los cuales cuenta mucho el efecto bolsillo, seguramente lo recordaron.

Por supuesto, se refirió también a un indicador macroeconómico que es el buque insignia de todo gobierno neoliberal: el déficit fiscal. Según la ministra, el actual déficit de las cuentas públicas es de un 3,4 %, lo cual es, naturalmente, engañoso. Para llegar a ese guarismo, el Gobierno resolvió que las empresas públicas adelantaran sus aportes de todo el año 2025 y se atrasaron los pagos a los proveedores. Con esas maniobras fraudulentas cualquiera puede lograr ese objetivo. En efecto, el déficit fiscal real está al mismo nivel que hace cinco años.

Obviamente, criticó al senador frenteamplista Mario Bergara, quien denunció a tiempo esos maquillajes y acusó al futuro Gobierno de sembrar alarmismo para justificar un ajuste fiscal.

En realidad, el ajuste fiscal lo practicó este Gobierno, aumentando dos puntos de IVA a las compras con tarjeta, modificando, bajo cuerda y en forma arbitraria, la fórmula de cálculo del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, amputándole recursos a las políticas sociales y rebajando salarios y jubilaciones en los tres primeros años de su gestión.

En pleno Carnaval, que no creo que le agrade porque es una fiesta popular, Arbeleche sería una seria postulante a ganar el primer premio en el rubro maquillaje.

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