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Columna destacada | acumulación positiva | Astori | límites

El legado

Astori y su rol en la "acumulación positiva"

El pasado sábado 1 de marzo, el presidente Yamandú Orsi habló de un interesante concepto que ya había mencionado en campaña: “Acumulación positiva”.

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Es una síntesis que explica, según él, los avances del país en la continuidad de políticas aún con gobiernos de distinto signo.

A lo largo de su discurso en el Palacio Legislativo, Orsi mencionó a anteriores presidentes y a Alejandro Atchugarry. También citó los elementos que se continuaron en los gobiernos y expresó que "gracias a esa acumulación cada vez más jóvenes del interior del país acceden a educación terciaria gratuita, producto del esfuerzo de la Udelar y la UTEC. También que el Uruguay sea un país de reglas estables donde los contratos se cumplen, donde la estabilidad macroeconómica es una política de Estado”. Pero no habló de Danilo Astori.

La evangelización del contador

Noche de julio de 1982. Parroquia ubicada sobre Av. Belloni. Militantes de los partidos tradicionales y de la izquierda organizaban reuniones para aislar a los grupos conservadores calificados en aquella instancia como “antidemocráticos”. En noviembre de ese año se realizaban las elecciones internas de los partidos habilitados por la dictadura. La izquierda estaba proscripta. El general Líber Seregni —recluido por la dictadura— había enviado una carta en donde proponía votar en blanco; la izquierda no tenía una posición única frente al tema. Aquella noche, el contador Danilo Astori estuvo en la mesa parroquial y, fiel a su estilo —sin excesos ni grandilocuencias—, argumentó en favor del voto en blanco. Luego de dar sus argumentos, se escuchó uno que resultó removedor: “Votamos en blanco para decir que no fuimos vencidos. Ni los militares ni el neoliberalismo nos vencieron”.

Cuando fue docente de Economía, ya reconquistada la democracia, Astori llegaba una hora antes de que se iniciaran las clases y colocaba carteles hechos con drypen para explicar con mayor contundencia lo que estaba en los textos. No había powerpoint. Aquella actitud docente fue la expuso todas las semanas desde la radio CX30. Así Danilo Astori fue construyendo desde la comunicación pública sus ideas y sus objetivos. Había entendido el “ser nacional”, las claves de la economía, los límites de la acción política y la necesidad de evangelizar.

Los límites de la acción

El pensamiento y acción de Astori se afirman en un proceso de evolución y reflexión. Astori era un referente, tanto que el doctor Tabaré Vázquez anunció en Europa —en la campaña electoral de 2004— que el contador iba a ser su ministro de Economía.

Ya desde sus estudios en Ciedur —en los años 80—, Astori alentaba una idea de desarrollo con claves nítidas en el papel del Estado, la acción privada y las peculiaridades del Uruguay.

Luego, hubo una usina generadora de ideas y reflexiones fomentada por el general Líber Seregni y su elenco del Grupo de Estudios Estratégicos 1815. Las líneas generales de ese pensamiento se podrían expresar en lo siguiente: crecimiento con inclusión y distribución. O sea: al crecimiento —dogma del neoliberalismo— la izquierda le sumaba justicia social y desarrollo.

Pero el astorismo fue más allá. Al tiempo que iba corriendo los límites de la oposición conservadora —que lo respetaba—, asumía elementos que supuestamente le pertenecían al neoliberalismo: cuidado con los equilibrios macroeconómicos, como el déficit fiscal y la inflación. (Estos elementos eran soslayados por la izquierda económica clásica y es, quizás, una de las enormes diferencias que separó a Astori y su elenco con otro economista con cierta influencia en la izquierda, como Alberto Couriel). O sea: Astori debía lidiar a izquierda y derecha.

“Queríamos cambiar el mundo y el mundo nos cambió a nosotros”, solía recordar Astori, al recordar una frase de Vittorio De Sica en la película “Nos habíamos amado tanto”. En la misma línea, José Mujica ha dicho: "Quise cambiar el mundo y no pude".

Corriendo límites

El pensamiento astorista puede resumirse en lo siguiente: esto es capitalismo, por tanto nos debemos mover en este escenario sin perder identidades: justicia, igualdad de oportunidades, inclusión y responsabilidad con los equilibrios macro. Ese pensamiento, con la acción de gobierno del FA, fue conquistando cabezas en la izquierda y al tiempo que se aplicaba un conjunto de reformas —la impositiva, la salud, garantías claras en un nuevo sistema financiero, agencias de defensa de la competencia, por ejemplo—, se observaba que bajaban las resistencias internas en el FA a la conducción de Astori. Fue, quizás, el expresidente José Mujica quien resumió ese pensamiento: “Estamos haciendo un mejor capitalismo”. Lo paradojal es que, al introducir lógicas duras del capitalismo —como control de la evasión, rigor impositivo, transparencia en el sistema financiero (con una tasa que permitiera crear un fondo para atender crisis bancarias y que la sociedad en el futuro no tuviera que asistir a los malos bancos)—, algunas corporaciones se resistieron a las medidas. Fue clara, por ejemplo, la oposición de la Asociación de Bancos al Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios. También las corporaciones empresariales se habían negado a la instalación de los Consejos de Salarios y a la consideración de que el salario era un elemento central de equilibrio social e inclusión y que dinamizaba la economía desde el mercado interno.

Algunos economistas de izquierda —reunidos en una red— proponían avanzar en reformas que básicamente enfatizaban en la necesidad de aumentar la presión impositiva a los sectores más poderosos, sobre todo los que se beneficiaban por los altos precios internacionales sin proponer ideas sobre la generación de crecimiento.

Los gobiernos de izquierda

Con el compromiso de Seregni, la izquierda estaba construyendo cultura de gobierno, con las peculiaridades del Uruguay, como lo dijo Astori en 1984 y el general Seregni en innumerables oportunidades. Los programas presentados por el FA desde 1984 a la fecha tuvieron el sesgo de lo “posible”. “Gárgaras se pueden hacer con un montón de temas, el asunto es operativizar”, se leyó a un economista de izquierda integrante del universo astorista. Y la realidad muestra límites. Se puede trabajar sobre esos límites, y en muchas decisiones de los gobiernos de izquierda se corrieron las fronteras. Lo posible y algo más.

Los gobiernos del FA, con tensiones abundantes hacia su interior, mantuvieron la dirección y hubo cohesión política afirmada en dos elementos mencionados por Seregni antes de morir: “Tú, Tabaré, la conducción política y tú, Danilo, la conducción económica”. El otro eje de Seregni: unidad de acción.

No hubo terremoto en Uruguay con los gobiernos de izquierda. Astori había “astorizado” a la izquierda en general y a Mujica en particular, que fue un digno defensor de Astori. Astori fue pilar inocultable de la “acumulación positiva” que hoy el Uruguay y la izquierda disfrutan.

Referencias

“Las nuevas reglas de juego en Uruguay”. 2018. Trabajo compilado por Mario Bergara.

“La economía del cambio”. 2009. Gonzalo Riet.

“Algunas hipótesis sobre estructura económica de A. Latina”. 1972. Danilo Astori.

“Hacia un país posible”. 1984. Danilo Astori-Ciedur.

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