Ésta no es una película básica de buenos contra malos, sino de malos contra malos o de pésimos contra peores; todos guiados por la premisa de que los países no tienen amigos, tienen intereses.
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Siria
Miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), limita al norte con Turquía, al este con Irak, al sur con Israel y Jordania y al oeste con el Líbano y el mar Mediterráneo. Desde sus costas se puede divisar en la distancia la isla de Chipre. No muy lejano, se encuentra Irán y, por si semejantes vecinos no fueran ya fuente de problemas, todas las grandes potencias lideradas por Estados Unidos se atropellan para ganar una partida de ajedrez sangriento.
La mayoría de su población (17,5 millones de habitantes) habla el idioma árabe y profesa la religión islámica, en la que los musulmanes suníes constituyen la mayoría. También hay comunidades musulmanas alauitas y chiitas, además de minorías étnicas como asirios, armenios, turcos, kurdos y miles de refugiados palestinos que huyen del genocidio que está realizando Benjamín Netanyahu contra su pueblo.
Criminal de guerra
Desde el inicio de la ofensiva de Israel en Gaza el 7 de octubre de 2023, más de 44.500 personas palestinas han muerto, según datos del Ministerio de Sanidad de Gaza. Además, se han registrado aproximadamente 105.000 heridos. Se constataron incluso varios casos de ataques del Ejército israelí contra quienes pretendían llevar ayuda humanitaria a la población civil.
El fiscal de la Corte Penal Internacional ha librado una orden de captura contra Netanyahu para juzgarlo por crímenes de guerra junto a dirigentes de Hamás. Obviamente, todos sabemos que el primer ministro israelí permanecerá impune, ya que es aliado de los dueños del mundo. ¿Qué sucedería con Nicolás Maduro si cometiera una millonésima parte de los abusos que ha realizado el líder israelí? Miraflores estaría reducido a cenizas.
Israel ha celebrado la caída de Bashar al-Ásad; pero sabe que en el nuevo Gobierno sirio tampoco tendrá amigos. De todas maneras, está aprovechando la caída del régimen para adueñarse de la totalidad de los muy sirios Altos del Golán, de la misma manera en que sigue promoviendo asentamientos en la destruida Palestina.
De mal en peor
A lo largo de su historia, Siria estuvo bajo el dominio de egipcios, hititas, sumerios, mitanis, asirios, babilonios, cananeos, fenicios, arameos, amorreos, persas, griegos y romanos. Tras el colapso del Imperio Otomano al término de la Primera Guerra Mundial, Siria emergió como un mandato bajo control francés. Aunque formalmente obtuvo su independencia el 24 de octubre de 1945 y adoptó un modelo de república parlamentaria, la retirada completa de las tropas francesas no se materializó hasta abril de 1946. Desde entonces, la joven nación enfrentó una etapa de inestabilidad marcada por una sucesión de golpes de Estado y conspiraciones entre 1949 y 1963.
Desde el 8 de marzo de 1963, el Partido Baaz Árabe Socialista gobernó el país bajo un estado de emergencia que duró casi medio siglo, hasta el 17 de marzo de 2011. Desde 1970, la presidencia fue ejercida por el general Háfez al-Ásad hasta su muerte en 2000; siendo sucedido por su hijo Bashar, que gobernó hasta 2024, aunque en guerra civil desde 2011.
La reciente y fulminante ofensiva liderada por las fuerzas opositoras en el noroeste marcó el final del régimen baazista. Tras la toma de Damasco, Bashar al-Ásad y su familia buscaron refugio en Rusia.
El colapso del régimen dejó un vacío de poder que recae, por ahora, en Mohammad Ghazi al-Jalali, último primer ministro del gobierno derrocado, quien trabaja en la transición hacia un gobierno provisional liderado por Mohamed al-Bashir.
La insurgencia que llega al poder fue iniciada por combatientes yihadistas islámicos. Su líder, Abu Mohammad al-Golani, asegura haber dejado atrás sus vínculos con Al Qaeda, y plantea una Siria pluralista gobernada por civiles, sin dictadores ni ideologías. Es lo deseable; pero habrá que ver si los grupos que lo acompañan le permitirán concretarlo.
El mosaico de actores internos y externos que intervienen en el conflicto sirio plantea grandes desafíos para cualquier esfuerzo de reconstrucción y reconciliación. A pesar del fin del régimen baazista, el futuro de Siria sigue siendo incierto, y el país enfrenta un largo camino hacia la estabilidad y la paz.
Al eterno enfrentamiento entre musulmanes suníes, alauitas, chiíes, cristianos y kurdos étnicos del país se suman los retorcidos intereses de Estados Unidos, Israel, Rusia, Irán y Turquía. Sucede que Siria es un enclave estratégico, tanto por su salida al Mediterráneo como por su ubicación entre varios países belicosos. La potencia que desee controlar la región deberá controlar Siria.
Río revuelto
Otro vecino es Turquía, y hablar de Turquía es hablar de Recep Tayyip Erdoan.
El presidente turco nació en Estambul el 26 de febrero de 1954 y ocupa el cargo desde el 28 de agosto de 2014. Previamente, fue alcalde de Estambul (1994-1998) y primer ministro (2003-2014).
Graduado en la Universidad del Mármara en Economía y Comercio, inició su militancia política en el islamista Milli Selamet Partisi; pero tiempo después abandonó las posiciones más radicales y en 2001 fundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), el cual triunfó en las elecciones nacionales del año siguiente. Desde entonces, ha ganado toda clase de elecciones y es reconocido por sus éxitos en materia económica.
Erdoan mantiene una política racial contra los kurdos, a la vez que es uno de los “duros” en el conflicto regional. La verdad es que en esa parte del planeta los “tibios” no tienen futuro. En sus filas más cercanas lo llaman beyefendi (“Gran Señor”), mientras que para la mayoría de sus seguidores es el reis (“Gran Jefe”).
Sobre su papel en la caída del régimen sirio, si bien apoyó a un sector de la insurgencia, al parecer, la embestida de los últimos días lo tomó tanto de sorpresa como al mismo derrocado. Eso dicen.
Eso dicen…
Los verdaderos ganadores
La cuarta pata de la economía norteamericana es la venta de armas. Quien produce lentes necesita que la gente tenga ojos; quien produce zapatos necesita que la gente tenga pies; quien produce armas, necesita guerras.
Si estas guerras terminaran, si las grandes potencias fueran sinceras al pedir el diálogo de las partes, se les terminaría el negocio. El plan siempre es:
- Generar el conflicto.
- Armar a ambas partes. Durante la Guerra Irán-Irak (1980-1988), Estados Unidos apoyaba explícitamente a Irak y clandestinamente a Irán, vendiendo armas a ambos bandos. Recordemos el escándalo Irán-Contras o Irangate.Entre 1985 y 1986, el gobierno de Ronald Reagan le vendía secretamente armas a Irán pese a un embargo armamentístico decretado por el su propio país. Negocios de narcotráfico y ventas de armas a Irán, permitieron financiar a la Contra nicaragüense contra el gobierno sandinista.
- Hacer que dure lo más posible.
- Reconstrucción. En 2003, un contrato por miles de millones de dólares fue otorgado sin licitación a la empresa de servicios petroleros Halliburton, de la cual era directivo el vicepresidente Dick Cheney. O sea, el presidente estadounidense destruyó Irak y el vice se encargó del lucrativo negocio de la reconstrucción, la que costó unos 100.000 millones de dólares. El paso previo fue derrocar a Saddam Hussein y entregarlo a sus adversarios para que lo ahorcaran como a un perro. El dictador iraquí duró en el poder 24 años (1979-2003), el mismo lapso que Bashar al-Ásad.
El pretexto para invadir Irak fue que tenía armas de destrucción masiva; pero el tiempo demostró que eso era falso. Estados Unidos también le endilgaba vínculos con Al-Qaeda. Lo curioso es que la misma Hillary Clinton reconocería tiempo después que fue su propio país el que hizo crecer a este grupo terrorista y yihadista, colaborando con su fundador Bin Laden en Afganistán para luchar contra los soviéticos durante la guerra fría. Los amigos de “Rambo” hoy son enemigos de la potencia del norte.
- Volver al punto número 1.
La política exterior de Francia, especialmente en regiones como África y Medio Oriente, no es menos retorcida. En Siria ha apoyado a islamistas radicales opositores al régimen de Bashar al-Asad, aunque Francia oficialmente nunca apoyó a Al Qaeda. De hecho, se ha enfrentado directamente a esta organización en el Magreb Islámico.
Sin embargo, en Libia apoyó indirectamente a las milicias islamistas locales para derrocar a Muamar el Gadafi. Luego de la invasión de 2011 y el salvaje homicidio del líder libio, la desestabilización resultante de la intervención contribuyó al crecimiento de grupos islamistas radicales en la región.
Francia nunca ha establecido una alianza formal con Al Qaeda, pero sus acciones han beneficiado indirectamente a grupos islamistas radicales en un teatro de guerra mientras los combate en otro.
¿Democracia?
Cuando en Egipto fue derrocado Hosni Mubarak (1981-2011), los líricos hablaron de la “Primavera árabe”; pero llegaron los “Hermanos Musulmanes”.
En Haití, las cosas van de mal en peor luego de siglos en que las grandes potencias dicen querer pacificar al país, cuando en realidad, tironean de sus restos. Pese a que es apenas la tercera parte de una isla (La Española) y todo su territorio no llega a ser la mitad del Uruguay, dominarla implica tener el dominio naval y aéreo del Caribe.
El punto es que aquel país donde los dueños del mundo meten la cuchara para “pacificar” está jodido. Los bloqueos económicos contra Venezuela y Cuba han provocado miserias en la población, pero no las caídas de sus gobiernos.
Hablar de la guerra de Rusia contra Ucrania es un burdo intento de engañar a la gente. Se trata de un conflicto entre la OTAN y Rusia en territorio ucraniano. ¿Quién fue el idiota que dijo que la Guerra Fría había terminado? Las grandes potencias se siguen enfrentando en territorios de terceros países y, mientras, venden armas a todos los grupos. Quienes más sufren las consecuencias son mujeres y niños, con hambre, destierro, amputaciones, violaciones y muertes.
En el colmo de la hipocresía aparecen países monárquicos europeos, como Inglaterra y España, pretendiendo dar clases de democracia a países latinoamericanos.
Volviendo a Siria, y considerando este combo de fanáticos religiosos, expansión territorial de potencias, intereses cruzados, paranoia y vendedores de armas, pensar que todo terminará con la hermandad de todos los grupos, con una democracia plena y respeto por los derechos humanos, parece demasiado lírico.
Ojalá me equivoque.