También sabés que en los últimos dos años y medio, casi tres, el proyecto de los MCs Don Felipe (Felipe Cracel) y Hurakán Martínez (Joaquín Martínez) no pisaron los escenarios. Pero este año, luego de un intenso proceso de composición y grabación con banda completa (Vicio Martinez e Ismael Geribón en guitarras, Martín Patetta en bajo, Alejandro Casco en teclados y samples e Ismael Barbé en batería), más la producción de Vicio Martínez y Sebastián Peralta, lanzaron un nuevo EP, “Eterno retorno”. Y esta semana, el jueves 21 y viernes 22, esta topadora del hip hop tiene cita en Inmigrantes, donde ya juegan de locatarios, para presentar este nuevo material y confirmar que la apuesta maragata está en (muy) buena forma.
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Foto: AL
Por la vuelta en banda
“No te lo voy a negar, hay un poco de nervio”, confiesa Joaquín una semana antes de estos dos toques en Inmigrantes. “Es por esto de volver después de tanto tiempo. Al principio fueron los nervios ante la incertidumbre de si vendría gente o no. Ahora ya sabemos que las entradas se están vendiendo bien, así que con eso ya estamos tranquilos. Pero siguen los nervios por esto de volver a tocar en vivo, porque queremos que esto suene a la altura de lo que nosotros estábamos acostumbrados a dar: un show de calidad alta, con un sonido que era como una topadora. Tenemos, sin embargo, la confianza de que estamos trabajando a fondo para que la banda completa suene empastada, con potencia”.
En este nuevo EP, que ya está en rotación en todas las plataformas digitales, los AFC han asumido varios desafíos. Antes, cuenta Joaquín, “componíamos y grabábamos sobre música instrumental, digital, electrónica, lo que nos daba ciertas facilidades a la hora de gestionar la composición de un álbum: éramos nosotros dos con un equipo de audio y pronto”. El asunto, sigue, era poner en escena ese trabajo pero con músicos. “Lo que pasó con este nuevo material [las cinco composiciones que integran ‘Eterno retorno’] es que por primera vez compusimos entre todos, es decir, nosotros dos rapeando, escribiendo las letras o las melodías de las voces, pero con los propios músicos de la banda en el estudio, aportando en el momento la parte musical de la composición. Entonces, ya desde el vamos, el material tiene otro tipo de origen y llegó a otro lugar, llegó un lugar mucho más orgánico y humano. Entonces eso hizo que hoy en el ensayo sea mucho más fácil tocar esas composiciones”.
Para Felipe, “el sonido de estas canciones será, sin duda, más fiel al material editado”. Con los trabajos anteriores, como decía Joaquín, “eran sonidos electrónicos que luego pasábamos a banda, que no sé si la versión se igualaba, si mejoraba o empeoraba, pero era una versión siempre diferente; lo que escuchaba la gente en el disco no era lo mismo que en vivo. Pero este nuevo material es mucho más fiel, porque ya se compuso con una banda de rock desde el vamos”.
Cuando AFC echó a andar este proyecto musical, agrega Joaquín, “tocar con banda era raro”. En la actualidad, sin embargo, la situación cambió: “Cuando los proyectos de hip hop se consagran, empiezan a tocar con bandas. Es como que llegan a la cumbre de la calidad artística. Pero cuando comenzamos esto era raro para el rock porque hacíamos rap y era raro para el hip hop porque no teníamos Dj, teníamos banda. De alguna forma nosotros fuimos como a la vanguardia. Y creo que eso también nos da la facilidad para volver a ensayar después de dos años y medio parados. En ese proceso nos encontramos con que hay canciones que las sabemos de punta a punta, sin haberlas tocado por tanto tiempo”. Es como “la memoria muscular y musical de tantos años tocando juntos”, apunta Felipe.
A contrapelo
En tiempos en que el concepto de disco, sea como soporte físico o como unidad estética, se ha diluido en la fragmentación, “Eterno retorno” se planta como una obra a contrapelo. Si bien no se ha editado como disco físico y en estos meses cada una de sus canciones se han ido lanzando como simples a través de las plataformas, el repertorio funciona como una unidad, como una obra que puede escucharse, como antes, de principio a fin. Pero tal cualidad pulsa en un plano fuera del tiempo real de la escucha: ese tiempo en el que pueden unirse puntos (ideas poéticas y musicales) hacia “atrás” y hacia “adelante”, y reconocerse, o intuirse, una coherencia conceptual en el repertorio.
La idea para este EP, cuentan Felipe y Joaquín, fue hacia ese objetivo. Ambos formaron sus hábitos y estrategias de escucha en tiempos en que la obra discográfica y su soporte físico convergían. Y eso, reconocen, pesa mucho, tanto en el proceso de composición de cada canción como en el proceso de edición de un disco.
“Para nosotros que, años atrás, cuando comenzamos, escuchábamos discos de hip hop de quince o más temas, esta época nos fuerza a cambiar de perspectiva”, asume Felipe. “En la actualidad, un disco con más de seis o siete temas ya queda largo para el común consumidor de las plataformas. Esto es un cambio generacional muy notorio. Y para nosotros, que venimos de la vieja escuela, supone, en principio, un proceso de adaptación. Yo siempre fui más partidario de los discos conceptuales, largos. Ahora la cosa es diferente. No creo que necesariamente me parezca descartable la música, pero sí, quizás, esta fragmentación, los tiempos demasiado breves le quiten un poco de valor. Hoy tenés la discografía al alcance de un click, además. Pero antes tenías que ir con tu plata a comprar el disco, te lo llevabas a casa y le dabas sin parar durante un mes, dos meses, lo que sea”.
Al mismo tiempo, comentan ambos, las canciones que integran “Eterno retorno” han experimentado, con respecto a trabajos anteriores, cambios en sus duraciones: un fenómeno que también responde a esta época de cambios, o, mejor dicho, responde a un cambio de época.
“Esto es parte del aprendizaje”, plantea Felipe. “Veníamos de hacer temas más puristas, que eran raps de cinco minutos o de seis. Con el tiempo, reconozco, y con tres discos arriba, aprendimos a remoldear nuestra forma de hacer canciones”.
“Efectivamente —reafirma Joaquín—, nos fuimos adaptando a los tiempos que corren. Es innegable que las nuevas formas de consumo de música trastocaron las formas históricas”.
Grandes valores de La Zanja
Aunque la fragmentación, el apuro y la obsolescencia programada se hayan entronizado y hayan transformado hábitos y desterrado tradiciones —incluso saludables tradiciones—, plantarse a este tan amable como siniestro rostro de capitalismo dominante sigue siendo necesario. Y “Eterno retorno” —como antes fue con “Grandes valores del hardocore” (2013), “Antro” (2015), o “Desde la zanja” (2020)— cumple con este plan. No es, quizás, un disco político en el sentido más corriente de este término. Sin embargo, cada una de las canciones de este EP tiene a la palabra como arma para fisurar el estado de cosas dominante, para abrir otras formas de ver y escuchar esto que llamamos realidad —o “realidad”, con las comillas que debería llevar siempre—, otras formas de componer la experiencia de lo urbano, de sus clichés, de sus hábitos. Y cuando se escribió “la palabra”, también tendría que haberse escrito: ritmo, rima, pulso, texturas, furia, rugido, velocidad, tensión, sonoridad. Al fin de cuentas, la fusión de poesía y música.
Tanto Felipe como Joaquín militan en una vocación: investigar la palabra como arma para narrar, para provocar un movimiento, para despabilar la percepción y sacarla de una cómoda modorra. Su lenguaje, el histórico rap. Sus aliados, una banda de garra rockera que cargó de ideas las composiciones tanto en el estudio como en el escenario.
Si esta apuesta no es (verdadera) política, ¿qué es la política?
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