Más allá de los logros musicales que alcanzó al fusionar ritmos tradicionales puertorriqueños con sonidos contemporáneos como el reguetón, el mayor impacto de esta nueva entrega llega de la mano de la profunda conexión que tiene con sus raíces y la crítica incisiva a la gentrificación de su tierra natal.
Ahí está el tema “Hawai”, una canción que tiene en sí toda la nostalgia pero también los ideales de resistencia del intérprete, que no quiere que le colonicen su barrio, su pueblo, el río, la playa, su terruño. Una defensa íntegra a la autonomía. “No sueltes la bandera, ni olvides el lero lai, que no quiero que hagan contigo lo que hicieron con Hawai”, repite la canción que bien podría ser un himno a la independencia.
En esta amalgama de ritmos también encontramos, “Turista”, una canción asociada a sus experiencias amorosas, que da un giro cuando la replanteamos como un canto contra la mercantilización de un país, práctica que promueven las estructuras políticas y que conllevan al desarraigo cultural, así lo explicaría el propio artista al ser consultado por la prensa internacional.
Y si de desarraigo se trata, hay que escuchar “Nuevayol” una pieza que rinde homenaje a la diáspora puertorriqueña y por qué no, latina, en la Gran Manzana. Bad Bunny sigue sorprendiendo con este tributo sonoro y nos regala también “Pitorro de coco” y “Café con ron”.
Lo nacional vuelve a maravillar, DtMF o “Debí tirar más fotos”, el tema que da nombre al disco, es sobre todo la añoranza de Benito Antonio Martínez Ocasio por su infancia, por el lugar que lo vio nacer, el San Juan que lo vio partir. Ahí fue tan feliz que no había otra manera mejor de rendirle tributo.
Felicidades Benito por este álbum, sinónimo de resistencia cultural, antihegemónico, reivindicador de la identidad nacional, político y definitivamente trascendental.
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