Durante la intervención de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) entre agosto de 2018 y mayo de 2019, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) sugirió que todos los clubes del fútbol uruguayo —salvo Peñarol y Nacional— deberían pasar a ser SAD.
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Desde que asumió como presidente de la AUF en 2019, luego de un polémico cambio estatutario impuesto durante la intervención de la FIFA y Pedro Bordaberry en la AUF y aprobado en circunstancias extorsivas, según manifestaron algunos dirigentes, Ignacio Alonso se embanderó en esta cruzada privatizadora de la FIFA que también fue fogoneada desde la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). Durante su gestión, las instituciones que pasaron al modelo de SAD se duplicaron, pasando de ser 16 a 32 (de un total de 56) en la actualidad.
En Primera División: Boston River, Juventud de Las Piedras, Miramar Misiones, Montevideo City Torque, Plaza Colonia y Racing; en Segunda: Artigas, Albion, Atenas de San Carlos, Cerrito, Colón, Cooper, Deportivo Maldonado, La Luz, Oriental, Rampla Juniors, Rentistas y Sud América; y en Tercera: Bella Italia, Central Español, Deportivo Colonia, Deportivo Italiano, Durazno, Frontera de Rivera, Huracán, Mar de Fondo, Parque del Plata, Paysandú FC, Rocha, Salto, Salus y Terremoto.
La promoción de las SAD por parte de la AUF tuvo un nuevo espaldarazo tras la reelección de Alonso en febrero de 2023 que, por primera vez, incluyó en el Ejecutivo a un representante de las SAD (Carlos Manta), aprovechando la vacante dejada por Peñarol por los diferendos que tiene con el actual gobierno del fútbol.
Alonso apuesta a que diferentes grupos inversores se acerquen al fútbol uruguayo a comprar clubes y transformarlos en SAD, para que las instituciones logren crecer en infraestructura y formar jugadores, para luego poder venderlos al exterior.
El lado oculto de las SAD y las críticas a los beneficios que reciben
Pero el principal problema es que la llegada de las SAD al fútbol uruguayo “trajo un gerenciamiento pensado exclusivamente en la venta de jugadores y el beneficio de corto plazo para sus dueños”, dijo a Crónicas el presidente de la Secretaría Nacional de Deporte, Sebastián Bauzá, alguien que conoce bien el tema.
Expresó que “en muchos casos, las SAD son un mal para los clubes del fútbol uruguayo. Muchas veces, los dirigentes de un club que está económicamente complicado, antes de desaparecer, les abren las puertas y generalmente ingresan al club sin un proyecto de formativas, cuando la única forma de que el club se mantenga es formar jugadores y venderlos para que dejen un porcentaje de su venta al club”.
Por su parte, el dirigente de Bella Vista, Luis Pesce, manifestó al diario El País que para él “el fútbol uruguayo no existe sin clubes”. “Las SAD en estos años lograron fama de clubes ordenados, de que aportan infraestructura y buenas juveniles, pero eso es una cortina de humo, es mentira”, dijo Pesce. Como ejemplo, recordó que en el plantel de la selección uruguaya de fútbol campeona del Mundial sub-20 en 2023 había un solo jugador de SAD: Nicolás Siri, “y se lo compró Torque a Danubio”. Respecto al tema de la infraestructura advirtió que es de privados: “Si mañana se va el Grupo City, Torque no tiene ni complejo, el club no se queda con el inmueble”.
Además, cuestionó que las SAD tienen beneficios impositivos y ayudas de la AUF, “que está muy volcada al sistema SAD”. El presidente Alonso “es muy afín de que los clubes se vuelvan SAD y de repente cuando hay algún beneficio de Conmebol o FIFA se asigna a las SAD y no a los clubes, que somos los que más lo necesitamos”.
Criticó que “cuando vienen partidas de dinero para promocionar el fútbol juvenil o para canchas de sintético o iluminar canchas, muchas veces se ven beneficiadas las SAD. No entiendo por qué la AUF beneficia a empresas y no a clubes tradicionales, que somos los que creamos la AUF hace 100 años y mantenemos vivo el fútbol”.
La normativa uruguaya y la primera (y controversial) SAD del fútbol local
En 2001, el Parlamento aprobó la Ley 17.292 que introdujo las SAD en el sistema jurídico para ofrecer una alternativa a las asociaciones civiles sin fines de lucro. Pero fue en 2009 que el primer club del fútbol uruguayo adoptó esta modalidad.
Deportivo Maldonado fue intervenido económicamente por un grupo internacional manejado por el empresario inglés Malcolm Caine. El club, que pasó a llamarse Deportivo Maldonado SAD, firmó un acuerdo por 15 años con el capitalista británico. Caine y el abogado Graham Shear operan en la megaempresa de futbolistas Stellar Group, liderada por Jonathan Barnett desde Londres.
Durante varios años utilizaron el club uruguayo como plataforma para transferir futbolistas argentinos y brasileños a clubes del exterior, principalmente europeos. El caso más conocido fue el traspaso de Jonathan Calleri, que pasó de Boca Juniors al club fernandino a cambio de U$S 12 millones. Pero el delantero argentino no jugó un solo minuto en el Deportivo Maldonado y fue cedido a préstamo al San Pablo y posteriormente al West Ham inglés, otra vez desde el club uruguayo dueño de la ficha. De esa forma, Stellar Group eludió la prohibición de la FIFA de que una persona física sea dueña de los derechos económicos de un futbolista y minimizó la carga impositiva al negociar el jugador desde Uruguay y no desde Argentina, donde el grupo estaba representado por el escribano y espía macrista, Gustavo Arribas.
Esta práctica habitual entre los años noventa y la década del 2000, denominada “pases puente”, también involucró a otros clubes uruguayos como Sudamérica, Fénix, Progreso, Bella Vista, Cerro, Boston River y Rampla Juniors, por lo que en 2012 la AFIP de Argentina suspendió la licencia a 146 intermediarios de jugadores. La FIFA cambió los estatutos y ahora es más estricta para evitar estas maniobras.
Deportivo Maldonado logró torcer una resolución de la DGI de gravar el Impuesto a la Rentas de las Actividades Económicas (IRAE) a las SAD. El fallo del Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) en 2015 —contradiciendo la disposición de DGI de 2010— fue un impulso para que otros clubes de fútbol se convirtieran a SAD, puesto que permite captar inversionistas privados y, al mismo tiempo, estar exonerados del pago de IRAE para las transferencias de jugadores de fútbol.
Después siguieron ese camino otros clubes, siendo el Montevideo City Torque el caso más emblemático de los últimos años, gestionado por el Grupo City que llegó a Uruguay apadrinado por el interventor de la AUF en 2018, Bordaberry. Más cerca en el tiempo fue el caso de Racing de Sayago, transformado en SAD con la llegada del exfutbolista argentino Fernando Cavenaghi y luego del Bayern Múnich.
Pero no todas las experiencias fueron las mejores al incursionar como SAD. Rampla Juniors tuvo varias desilusiones con gerenciadores argentinos que se fueron al poco tiempo y lo mismo pasó después con un grupo inversor inglés que ya tenía la aprobación societaria y el contrato firmado con la institución, pero la plata nunca llegó y el mismo cayó. Un caso parecido sucedió en Juventud de Las Piedras con un grupo italiano que se hizo cargo del fútbol, hicieron negocios y terminaron pasando las deudas que generaron a la asociación civil. “Cuando asumimos la presidencia, tuvimos que salir a recorrer el país para pagar las deudas que dejaron por la compra de jugadores”, dijo a La Mañana Yamandú Costa.
Situaciones similares sucedieron con Frontera de Rivera y Cerrito, entre otros. Atenas de San Carlos que fue abandonado por el Grupo Grassi en 2023 apostó de nuevo a ser SAD tras firmar un preacuerdo con el Middlesbrough FC de Inglaterra. Asimismo, Cerrito y Salus están en el proceso burocrático para convertirse en SAD.
Lo cierto es que de las 25 asociaciones civiles que quedan en el fútbol uruguayo, dirigentes de varios clubes ya se han manifestado a favor de permitir el ingreso de inversores extranjeros y modificar su modelo de gestión a la modalidad de SAD. Entre esos clubes estaban Rampla Juniors, River Plate y Montevideo Wanderers.
Este último, mantuvo reuniones con el Grupo Red&Gold Football, formado por el Bayern Múnich y Los Ángeles Football Club de Estados Unidos, que finalmente optó por un contrato por el cual se convirtió en el socio mayoritario de Racing.
En el caso de River Plate, se trata de un grupo empresarial de Brasil, según señaló a Búsqueda una fuente oficial. Dichas negociaciones están adelantadas, pero esperaban a que se celebren las elecciones (realizadas el 18/12) para ver cómo continuarlas.
Por su parte, al recientemente descendido Rampla Juniors llegó a un acuerdo grupo económico del estadounidense empresario estadounidense Foster Gillett, que fue acercado por el agente argentino Guillermo Tofoni, vinculado a la AUF en la organización de varios partidos amistosos que jugó la selección uruguaya.
Gillett es miembro de una familia multimillonaria dedicada a los negocios en el deporte. En febrero de 2007 el grupo familiar desembarcó en el Liverpool inglés, pero esa experiencia duró sólo tres años (hasta octubre de 2010).
Los estadounidenses recibieron diversas críticas por endeudamiento, la escasa inversión, las promesas incumplidas en la renovación del estadio, el desinterés en la opinión de los hinchas y un absoluto desconocimiento de la historia del club, que son el mismo tipo de cuestionamientos que muchos hinchas, socios y dirigentes del fútbol uruguayo y argentino tienen en contra de las SAD.
Argentina resiste a las SAD y Alonso invita a empresarios a comprar clubes uruguayos
Hace un par de semanas, Gillett cerró un preacuerdo con Estudiantes de La Plata, también gestionado por Tofoni, por el cual el club recibirá una inversión de alrededor de U$S 150 millones para incorporar jugadores, desarrollo de divisiones inferiores, de infraestructura y el fortalecimiento de otras disciplinas deportivas. Dicho contrato no cambia el estatuto del club platense ni compromete bienes como el estadio, el colegio, el country de entrenamiento y concentración.
Si bien en agosto el presidente Javier Milei reglamentó el decreto 730/2024, que prevé que “no se podrá impedir, dificultar, privar o menoscabar cualquier derecho a una organización deportiva debido a su forma jurídica, sea asociación civil o sociedad anónima, siempre y cuando esté reconocida por la ley”, el modelo SAD sigue estando prohibido en Argentina por una medida judicial, luego de que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) presentara un amparo donde argumenta que su estatuto prohíbe la afiliación de las sociedades anónimas deportivas, por lo que un juez bloqueó momentáneamente el decreto del Gobierno y el caso es evaluado por la Corte Suprema para una resolución final.
La AFA cuestiona a las SAD dado que no cumplen con ninguna labor social, suelen quedar exentos de responsabilidades si deciden cortar el vínculo con el club y los pueden dejar en una complicada situación económica y deportiva.
Cuando se habiliten las SAD en Argentina los grupos inversores desembarcarán en el atractivo país vecino, en detrimento del modesto mercado uruguayo, por lo que el auge de las SAD en el fútbol local podría enfriarse cuando eso suceda.
Mientras tanto, Nacho Alonso gestiona sin pausa la llegada de inversores al fútbol uruguayo, para que compren clubes y los cambien a SAD y para que participen en la puja por los derechos de televisación que se licitarán a mediados de 2025.
En julio, mediante una carta, tentó al polémico empresario John Textor, principal accionista del Botafogo y otras cuatro instituciones de América y Europa.
“Nuestra federación está comprometida a mejorar significativamente la venta de derechos comerciales y televisivos mediante las mejores tecnologías, así como a buscar inversores y formar alianzas para la gestión de los equipos de nuestra liga”, escribió Nacho Alonso a Textor, a quien invitó a comprar un club en Uruguay.