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Editorial Intendencia | limpieza | Frente Amplio

Elecciones municipales

Intendencia, limpieza y seguridad

No hay que ser un gran analista político para darse cuenta de que con las tres candidaturas que representarán a la Coalición Republicana no pueden arrebatarle la Intendencia de Montevideo al FA

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La Coalición Republicana ha decidido ya las tres candidaturas que la representarán en la elección municipal, una batalla que dan por perdida de antemano, lo que explica la selección de último momento de la presidenta de la ANEP, Virginia Cáceres, como el nombre aportado por el Partido Colorado; una figura prácticamente desconocida hasta que ascendió a este cargo en sustitución de Robert Silva, que también uso su gestión al frente del Codicen como trampolín, en ese caso a una candidatura fallida a la Presidencia de la República.

No hay que ser un gran analista político para darse cuenta de que con Martín Lema, Virginia Cáceres y el coronel retirado Roque García no pueden arrebatarle la Intendencia de Montevideo a la terna que postulará el Frente Amplio, probablemente conformada por el senador Mario Bergara, la vicepresidenta del Frente Amplio, Verónica Piñeiro, y el exdecano de Arquitectura, Salvador Schelotto; aunque también compiten el abogado Juan Ceretta y la alcaldesa del Municipio B, la arquitecta Silvana Pissano.

Con esa terna ganadora, el Frente Amplio pretende renovar el gobierno del departamento más poblado y capital del país; y si la ciudadanía así lo determina, en las elecciones del mes de mayo comenzará su octavo mandato consecutivo, con el que completará 40 años de gobierno sin interrupciones. La derecha, muy acompañada por los medios de comunicación, hace el intento de disputar con argumentos efectistas, como el que cuestiona la situación de la limpieza de la ciudad. Pero, sin negar que la ciudad tiene problemas en ese sentido, es un poco atrevido esgrimir esos argumentos luego de protagonizar un gobierno nacional donde la población en situación de calle aumentó explosivamente para situarse arriba de las 6000 personas en Montevideo y el área metropolitana.

Aunque es muy importante que la Intendencia de Montevideo garantice las condiciones higiénicas de la ciudad, ello no puede alcanzarse sin la contribución decidida de la población y, naturalmente, si no se resuelven problemas sociales acuciantes como la cantidad ingente de personas que viven en la calle y recurren a los contenedores de residuos para obtener medios mínimos de subsistencia, produciéndose, en consecuencia, mugre por todos lados, que es el daño menor que se constituye por una situación de agravio a los derechos humanos de la población más vulnerable del país, los que no tienen ni siquiera una vivienda en la que pernoctar.

Para solucionar los problemas de limpieza, de competencia municipal, así como los problemas acuciantes de seguridad pública, de competencia nacional, no basta con políticas ambientales, de gestión de residuos en un caso, ni políticas de seguridad, policiales o penitenciarias, en la otra materia: para afrontar esos problemas es indispensable ir a las causas sociales, porque de otro modo se sigue acrecentando la población que participa de fenómenos que son tremendos para la convivencia en todos los planos, desde el sanitario a la seguridad. Y es por eso que no debe la izquierda caer en ningún tipo de voluntarismo de campaña o promesas facilongas, porque los problemas sociales que tenemos en Uruguay son ciertamente graves y va a requerir mucho esfuerzo avanzar a su solución. Ahora bien, si se alcanza una situación de reducción drástica de las personas en situación de calle y una caída significativa en los niveles de pobreza, desigualdad y condiciones de vida inaceptables, entonces rápidamente vamos a ver cómo mejoran muchísimos indicadores que afectan cotidianamente la vida de la gente: menos pobreza y menos desigualdad es menos suciedad en la ciudad, es menos violencia en la calle, es menos inseguridad pública y representa mejoras sensibles en la calidad de vida de la gente. De toda la gente, no sólo de los directamente afectados por sus condiciones de pobreza y abandono, también del resto. De los que muchas no quieren mirar para el costado y creen que todo se resuelve a garrotazos, como si la única variable con impacto fuera la disciplina y el disciplinamiento.

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