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Entrevistas Chile | elecciones | Boric

Con Marco Enríquez-Ominami

El Gobierno de Boric logró lo que ninguno en Chile: legitimar la Constitución de Pinochet

El político y cineasta chileno, fundador del Partido Progresista y del Grupo de Puebla, exdiputado y candidato presidencial en las elecciones de Chile de 2009 a 2021 advirtió sobre el contexto político-electoral que atraviesa su país.

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En diálogo con Caras y Caretas, Marco Enríquez-Ominami analizó aspectos importantes del gobierno de Boric y abordó el contexto político de Chile en la previa de los comicios de noviembre.

¿Se va a candidatear por quinta vez a la presidencia de Chile?

Nosotros lo que hemos dicho es que si hay primarias (el próximo 29 de junio), que se resuelven este miércoles 30 de abril, nos encantaría estar en ellas. Me parece que frente a la amenaza de la extrema derecha y tres líderes que encabezan las encuestas, la unidad para el cambio es fundamental; y el problema que hay es que los partidos políticos del Gobierno han decidido hacer una primaria de continuidad y no han querido invitarnos.

Están cometiendo un error, porque no es un problema mío, es un problema de que esto es pavimentar el camino a la extrema derecha.

¿Cómo se puede destrabar ese asunto en la interna de la centroizquierda?

Desde aquí al miércoles, yo espero que corrijan su error. Tampoco te voy a mentir, tengo clarísimo que no quieren que entre. Creo que temen que yo la gane, porque carece de toda lógica que yo no entre. Hemos sido una fuerza relevante en todas las elecciones, pero han decidido hacer una primaria de continuidad, como lo han dicho ellos mismos; de lealtad al gobierno —de Garbriel Boric— y no de cambio para afrontar el próximo período.

Va a pasar lo que pasó en Estados Unidos con Kamala Harris, con Sergio Massa en Argentina, que es lo que está pasando, de que las candidaturas de continuidad no ganan.

¿Usted interpreta entonces que, mientras la derecha se expande hacia la derecha, la izquierda está haciendo lo contrario y se está reduciendo en su línea continuista en vez de ampliar las bases para ser competitivos y tener chances de ganar?

Así es, tal cual. Sobre todo porque la insolencia vacía contra el Estado y la democracia de la extrema derecha tiene un público y es un público que está frustrado. Yo entiendo las razones, pero no comparto la solución; y yo creo que la izquierda se equivoca si pretende no escuchar ese mensaje.

Ha cuestionado al Gobierno de Boric por abandonar las grandes banderas que le permitieron llegar al poder.

Exactamente, que levantó las banderas correctas, pero las dejó botadas y esas banderas siguen siendo urgentes de levantar.

¿Cuáles son esas banderas?

Reconstruir la educación pública, las reformas políticas, enderezar la economía, reactivar el crecimiento, crear empleo, la agenda de seguridad. Se había comprometido a terminar él con el sistema de pensiones, pero hizo exactamente lo contrario, aumentó el sistema de capitalización individual; se había comprometido a aumentar los seguros universales de salud pública y lo que hizo fue proteger a la salud privada. En fin, un sinnúmero de incumplimientos, pero no me importa la contradicción, es propio de los gobiernos contradecirse. Me importa la frustración, todos incumplimos. El problema no es la contradicción, el problema es el sin sentido. Estamos en la nada y eso explica que en las encuestas los tres primeros candidatos a presidente de Chile son de extrema derecha, están a la derecha de Milei.

¿Hay lugar para un fenómeno como Milei en Chile?

Creo que efectivamente, por un lado, hay un problema serio con la seguridad. En segundo lugar, efectivamente, Chile tiene 35 años de democracia. Ha habido alternancia y la sensación que hay es de que el narcotráfico y un conjunto de elementos siguen siendo muy protagonistas, aunque no haya aumentado la pobreza.

Lo cierto es que sigue habiendo en Chile problemas de pobreza, problemas de desigualdad y hay una frustración. Y los tres candidatos de extrema derecha se aprovechan de que no están gobernando para construir discursos falsos pero que tienen más éxito que los discursos de continuidad.

Al respecto de las cuentas pendientes que va a dejar el gobierno de Boric, en el caso de un Gobierno presidido por usted, ¿cuáles serían las principales urgencias que abordaría y en las que pondría principal énfasis?

Yo diría que enderezar la economía, generar un millón de empleos y enfrentar con celeridad los temas de seguridad. Son las principales urgencias expresadas por la ciudadanía. Después, respecto a nuestras convicciones, reconstruir la educación pública. Tú sabes que todo el sistema chileno, a diferencia del Uruguay y de Argentina o de Europa, consiste en que todo el subsidio es a la demanda, no es a la oferta. O sea, el tema de Chile, que cuesta explicarlo, es que todo nuestro sistema de construcción de sociedad sea sobre la base del voucher: te entrego a ti un cheque, tú decides dónde estudiar, dónde atenderte. Como principio no está mal, el problemaes que estás debilitando la oferta de lo público y en Chile hay que construir una oferta pública que conviva con esa oferta privada, pero aquí es al revés. Es una oferta privada que abusa de la oferta pública. Enderezar una economía mixta en todo sin las distorsiones es prioridad. Eso es lo que queremos, pero también hay que decir lo que no queremos, y yo no quiero a la extrema derecha porque es una gran estafa. La extrema derecha habla de libertad, pero la libertad no es no tener cadenas, es construir tu destino, tener las herramientas.

Yo creo que el Gobierno tiene muy poca legitimidad. Uno puede, como en todos los gobiernos, reconocer siempre un éxito, un logro, pero en lo estructural estamos en el sin sentido. Este Gobierno había propuesto una nueva Constitución y logró lo que ningún gobierno anterior había logrado: legitimar democráticamente la Constitución de Pinochet, del dictador. Eso ocurrió por las fallas del Gobierno. Teníamos 2/3 de la Constituyente y lo perdimos, a mi juicio, por la frivolidad del Gobierno.

Entonces, hay una mezcla de críticas al Gobierno y también al sin sentido. Es mucho peor el sin sentido que la contradicción o el incumplimiento. Todo carece de sentido y eso explica que la extrema derecha entregue un sentido, lo que se nota en las encuestas. Entonces creo que la primaria que hace el Gobierno es una primaria equivocada, porque no es suficiente. No lo digo yo, dicen todas las encuestas que el próximo presidente de Chile va a ser de extrema derecha.

¿Usted advierte que si la izquierda cierra filas en la continuidad de lo que vino haciendo el Gobierno de Boric va a ser derrotada por la extrema derecha?

Seguro, estoy convencido. De eso estoy seguro y lamentablemente todos los elementos de la realidad me dan la razón. Vamos directo al fracaso.

Ahora, yo creo que el problema es que hay algunos a los que no les molesta que gane la extrema derecha porque piensan que van a volver ellos.

Y los sectores como el suyo que proponen otra opción progresista y un debate más amplio en la izquierda, ¿cómo se paran ante esta situación?

Eso es lo que yo he planteado. Yo, sin ser opositor al Gobierno, tengo una opinión muy dura. Creo que el Gobierno fue decepcionante, que validó todo lo que había criticado; validó todo el sistema privado de pensiones, validó al sistema privado de salud. No es que sean privados, el problema es que son malos sistemas. Ha validado, incluso, lo que ellos mismos han criticado tanto, que era el sistema constitucional de un gobierno que terminó validando una Constitución donde se considera al Estado como esclavo del mercado.

Es un tema muy técnico, pero el problema de la Constitución de Pinochet es el Estado subsidiario, donde el Estado no puede actuar, salvo que el mercado no quiera o no pueda, y recién ahí puede entrar. Imagínese, en Uruguay, que las universidades públicas cobran por la educación. Este sistema que hizo famoso al presidente Boric como dirigente estudiantil, él, finalmente, lo validó.

En términos constitucionales perdimos la batalla más importante. La madre de toda la batalla. Y eso se hizo teniendo 2/3 de la Constituyente. Es incomprensible, una injusticia y un dolor.

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