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La Revista | Rodrigo Rey | Policía | Serpaj

Allanamientos voluntarios, irregulares y nocturnos

Rodrigo Rey: "Es fácil azuzar al policía desde un escritorio, porque no es el político el que pone el cuerpo"

El abogado cuestionó algunas prácticas policiales para inspeccionar hogares y puso bajo la lupa lo que podría pasar si se habilitan los allanamientos nocturnos.

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En plena discusión sobre la posibilidad de habilitar los allanamientos nocturnos, la Policía está en el ojo de la tormenta por realizar inspecciones irregulares a hogares, a plena luz del día, mientras muchos ciudadanos ya no saben si son efectivos policiales o bandas de delincuentes simulando un allanamiento para ejecutar crímenes.

Sobre estos complejos temas de la seguridad ciudadana, de la gestión del Ministerio del Interior y algunas prácticas ilegales de la cartera, Caras y Caretas dialogó con el abogado Rodrigo Rey, del Servicio Paz y Justicia (Serpaj).

¿Qué son los allanamientos voluntarios que la Policía viene ejecutando?

Los allanamientos voluntarios son un oxímoron. Si es allanamiento requiere de orden judicial previa.

Lo que se hable de inspección domiciliaria voluntaria (allanamiento voluntario), que en la materialidad es lo mismo, implica el ingreso de la Policía, que se labre un acta, que se revisen tus pertenencias, con la diferencia estructural que el allanamiento requiere de orden judicial y que la inspección voluntaria muchas veces se producen en los domicilios aledaños a las viviendas que están siendo allanadas.

Muchas veces se hace para flexibilizar las formas procesales. Directamente se toca la puerta y se dice algo así como “mirá, si no nos dejás pasar ahora, vamos a volver con una orden de allanamiento y va a ser peor”. Esa es una práctica recontra consolidada en los procedimientos policiales, que es ilegal, porque no se puede coaccionar a ningún ciudadano de la República a que abra la puerta de su casa bajo la amenaza abstracta de que, si no, va a volver la Policía con una orden de allanamiento. Una orden de allanamiento es una medida de prueba que requiere justificación, fundamentación específica. Entonces, esto existió desde siempre.

Ahora, fijate el punto preocupante, que, si esto sucede en la noche, también se van a replicar estas prácticas de allanamientos voluntarios, que lo que consiste básicamente es que, con un acta de autorización, generalmente posterior, se transforma esa revisión del hogar en los límites de la voluntad y de lo involuntario, en una actuación policial legítima, que se le llama inspección y registro de domicilio, autorizada por el titular del hogar. Eso es un allanamiento voluntario.

¿De qué manera se desarrollan estos allanamientos en los barrios?

O viene a legitimar una situación de error, o busca flexibilizar la carga de solicitar e individualizar cada uno de los domicilios que se pretende allanar. Muchas veces se realiza en el marco de los denominados megaoperativos. Muchas veces buscan controlar viviendas aledañas bajo la hipótesis de que puede haber vinculaciones materiales, por ejemplo, entre la vivienda que se allana y la contigua.

Pero la mayoría de las veces es simplemente un procedimiento policial abusivo que se legitima con un acta de autorización.

Desde Serpaj, ustedes vienen trabajando en episodios puntuales de irregularidades en este tipo de allanamientos sucedidos en Villa Española y uno reciente en el barrio Colón. ¿Qué pasó en esos dos casos?

En ese caso (de Villa Española), fue un error de individualización del domicilio. Estaba claro, porque cuando se incorporó la orden de allanamiento genuina a la carpeta de investigación, quedó claro que era otra vivienda. Pero en este nuevo caso del barrio Colón, el agravante es que ni siquiera hay una orden de allanamiento de una vivienda contigua. Sí hay operativos en viviendas aledañas, pero te hablo ya del barrio. Ni siquiera de una vivienda contigua.

Quiero detenerme en este segundo caso. Se estaba buscando a menores de edad que estaban cometiendo hurtos en el barrio Colón, y se allanó la casa de una mujer, viuda de un policía que vive con sus dos hijas de 30 y 33 años, que ninguna tiene hijos, que no habita ningún hombre en esa casa, y sin embargo se allana, sin que ni siquiera haya una tarea de inteligencia policial mínima.

No es serio que se haya tirado la puerta de la casa sin orden judicial. Y no es serio que, después de tirarle la puerta de la casa a tres mujeres solas, se las obligue a firmar un acta de autorización. No es serio. No se puede sostener que es voluntario.

¿Cuál es la justificación del Ministerio de Interior en el caso de Colón y cómo afectan estos hechos la confianza del ciudadano con la Policía?

Sobre este último caso de Colón todavía no hay respuesta. La pregunta que se hace la persona es: ¿por qué el rayo me cayó a mí? Y también quiere tener la tranquilidad de que el rayo no caiga dos veces en el mismo lugar. Porque ante todo eso, está el temor. Con una particularidad, en este último caso: cuando ellas se dirigen a la seccional a hacer la denuncia, los propios policías demoran en corroborar que se trataba efectivamente de un procedimiento policial.

Porque también estaba la hipótesis de que podía ser un copamiento, que podía ser la actividad de un grupo delictivo. Y acá lo ato, y no de forma oportunista, con un caso que también me toca representar, que es una ejecución extrajudicial. Un fusilamiento de un grupo narco en el barrio Cerro Norte, que ingresó con la apariencia de un procedimiento policial de allanamiento a la casa de hijos de trabajadores que obviamente no ofrecieron ningún tipo de resistencia. Y en el living fusilan a ese joven por error, porque luego se demostró que la orden de fusilamiento era equivocada, era para una persona en una vivienda contigua.

O sea, ¡qué problema traer los allanamientos nocturnos cuando hay una crisis!, una crisis absoluta de la tutela del hogar, y se está reproduciendo un modus operandi en la delincuencia organizada, que es simular la actuación de la Policía. Entonces es un problema enorme traer esto en este momento.

En este caso (de Cerro Norte) está el agravante de que esto es más preocupante que una bala perdida. Porque la orden perdida del crimen organizado es mucho más dañina y siembra más terror que una bala perdida. Como también debería sembrar terror el posible error del allanamiento nocturno.

No quiero hacer paralelismo de forma entre el crimen organizado y el Estado, pero a veces parece que los que promueven el discurso del allanamiento nocturno se suben a esa lucha de discurso de la superbanda, a ver quién es más pesado. “El Estado tiene que ser más pesado…”. No, el Estado tiene que ser más inteligente, no más pesado.

¿Cómo se está abordando el problema de los falsos allanamientos policiales?

Obviamente, en este momento se debe estar produciendo inteligencia policial para entender por qué las bandas de delincuentes tienen equipamiento oficial de la Policía y Asuntos Internos debe tener cientos de expedientes investigando este asunto. Eso es lo que debería estar sucediendo. Y las conclusiones deberían ser reservadas porque es política de inteligencia policial. Pero algo tiene que estar pasando para prevenir esto. Esto no puede volver a suceder. No se puede ejecutar a un ciudadano con equipamiento policial. Es un disparate.

Volviendo a los allanamientos policiales, teniendo en cuenta las irregularidades que se cometen actualmente, ¿cree que la Policía está preparada para realizar allanamientos nocturnos?

Para ejecutar un allanamiento como método y técnica de producción de evidencia, de incautación y detención, sí. Pero para ejecutar el allanamiento como medio de intimidación, que es un poco lo que proyectan quienes creen que el Estado tiene que ser como una superbanda sofisticada, más armada que el resto de las bandas, yo creo que no, que ahí va a haber un problema.

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Va a haber un efecto boomerang de nulidades procesales. Y va a haber un efecto boomerang con responsabilidad de funcionarios policiales. Porque es fácil azuzar al funcionario policial desde un escritorio céntrico, porque no es el político el que pone el cuerpo en el territorio.

Como medio de prueba puede ser igual de eficiente. Ahora, como parece que lo van a usar como medio de intimidación, es decir, para desplegar territorialmente operativos nocturnos, ahí hay un signo de interrogación enorme con lo que puede suceder.

En el caso de que se apruebe, ¿cómo se debería instrumentar y en qué aspectos el Ministerio de Interior debería ajustar las clavijas para no cometer irregularidades?

A mí, un punto que me preocupa, y yo lo decía jocosamente en una columna, trayendo un aforismo teológico, que hasta los vampiros piden permiso para entrar. Bueno, que se tenga mucho cuidado con el allanamiento voluntario nocturno, que el registro voluntario nocturno tenga que producirse bajo consentimiento informado y registro fílmico permanente de la persona que autoriza el ingreso de la Policía a su hogar.

Y que la autorización sea previa. Eso es lo que más me preocupa, todo lo que puede suceder sin orden judicial, porque los que creen que esto sucede siempre con orden judicial, digamos, o pecan ingenuidad o tienen muy poco conocimiento práctico profesional de cómo se realizan los procedimientos policiales.

¿Por qué esta famosa inspección voluntaria que yo traigo a colación ocupa un volumen importante de la actuación de la Policía dentro de los hogares? Yo pondría el foco ahí, en limitar la inspección voluntaria nocturna, porque la amenaza a las 2:00 a.m. de que “vuelvo a las cuatro con una orden judicial”, digamos, hace trizas la protección constitucional del hogar.

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