Amanda Nguyen, científica, activista y nominada al Premio Nobel de la Paz, es fundadora de Rise, una organización que lucha por los derechos de las sobrevivientes de agresiones sexuales. Ha trabajado en legislación internacional sobre derechos humanos y es una defensora incansable de la justicia interseccional. Su presencia en el espacio es también un acto político y poético: ocupar un lugar históricamente vedado a mujeres racializadas y con agendas sociales propias.
Gayle King, reconocida presentadora de televisión y periodista, llevó consigo décadas de experiencia en la narración de la realidad desde los medios. Como una de las caras más influyentes del periodismo estadounidense, King representa la mirada que observa, analiza y transmite, incluso desde fuera del planeta.
Kerianne Flynn, cineasta y narradora visual, busca traducir emociones complejas en imágenes. Su participación en la misión añade una dimensión artística al viaje, y demuestra que el cine y la ciencia no son mundos opuestos, sino compañeros de exploración.
Aisha Bowe, ingeniera aeroespacial y excontratista de la NASA, representa la conexión más directa con la tradición científica y tecnológica de los viajes espaciales. Como mujer afrodescendiente en un campo dominado por hombres blancos, Bowe ha sido una pionera que ahora se convierte también en viajera del espacio.
Lauren Sanchez, periodista y piloto, completa el equipo. Además de su trabajo en medios, es la prometida de Jeff Bezos, fundador de Blue Origin. Su rol en esta travesía va más allá del vínculo con el empresario y simboliza el cruce entre comunicación, tecnología y liderazgo femenino.
El despegue desde Texas, a bordo del cohete reutilizable New Shepard, permitió a estas seis mujeres cruzar la Línea Kármán —el límite internacionalmente reconocido entre la atmósfera y el espacio, a 100 km de la superficie terrestre—, experimentar la ingravidez y observar la Tierra con ojos renovados.
Al regresar, todas coincidieron en algo, la experiencia fue transformadora. Perry habló de una “rendición a lo desconocido” y dijo sentirse “superconectada con la vida”. Las demás describieron la visión de la Tierra como “serena”, “bella” y “desarmante”.
Sin embargo, el vuelo no estuvo exento de críticas. Desde la Agencia Espacial Europea, el Dr. Kai-Uwe Schrogl reflexionó sobre el contraste entre vuelos con fines científicos y vuelos con fines turísticos: “Estos vuelos son importantes y emocionantes, pero también pueden ser una fuente de frustración para la ciencia. Las celebridades reciben más atención que los astronautas profesionales”.
Aun así, el impacto simbólico de ver a seis mujeres —diversas, líderes, creativas y comprometidas— en una misión espacial, no puede minimizarse. Si bien los viajes comerciales al espacio aún están lejos de ser accesibles para la mayoría, el hecho de que estas mujeres hayan alzado vuelo en un mundo que sigue siendo profundamente desigual, es también un mensaje para la Tierra: el espacio, como el futuro, debe ser habitado por todas.