La detención en Brasil del principal socio de Reges Furtado, Marcus Vinicius Espíndola Marques de Padua, el mismo día de la fuga de su compinche criminal, desnudó sus vínculos cercanos con Giuzzio, puesto que se descubrió que éste proveía vehículos blindados y chalecos antibalas a la Policía de Paraguay, lo que, a la postre, llevó a que la Fiscalía de Paraguay presentara una imputación por coima contra Giuzzio que desencadenó en su destitución por parte de Abdo Benítez.
Por otro lado, el exfiscal de Crimen Organizado y ministro del Interior de Cartes, Lorenzo Lezcano, fue quien encajonó las primeras investigaciones que identificaban a Marset y su estructura montada en Uruguay, Paraguay y Bolivia, lo que permitió su fuga a Brasil en junio de 2021 y luego a Dubái (Emiratos Árabes Unidos), con un escandaloso intervalo que involucró a dos ministerios del Gobierno de Luis Lacalle Pou, que le facilitaron al narcotraficante quedar libre e instalarse en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) junto a su clan y cerca de los socios estratégicos, responsables de la producción de cocaína ligada a la organización.
Asimismo, tras el fallido procedimiento de la Fiscalía y la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) en el PCC de Hernandarias, cuando Reges Furtado y su esposa escaparon en una camioneta de Tabesa (tabacalera del grupo Cartes), cuando los patrulleros de la policía local rodeaban el exclusivo country, los focos se pusieron en la entonces titular de la Senad, Zully Rolón, que no supo explicar por qué el brasileño fue borrado de las investigaciones que lo señalaban como figura clave del esquema del narcotráfico montado entre Paraguay, Brasil y Europa (con extenso prontuario penal) y se lo dejo escapar a la vista de todos. Luego se conoció que Lindomar tenía en su poder un habeas corpus preventivo, firmado por un juez de Ciudad del Este “para que no lo molesten” en esa zona.
Desde su fuga no se supo más nada de Lindomar Reges Furtado, hasta que su esposa se entregó en agosto de 2024 en Brasil (pocos días después de que hiciera lo mismo la de Marset). En Paraguay salieron a la luz varias reuniones entre Reges Furtado, Marset, Santoro y Alberto Koube Ayala, entre mayo y junio de 2021 en Asunción, cuando ya sopesaban las filtraciones del agente de inteligencia de la Senad, Mauro Ruiz Díaz, sobre investigaciones que existían contra el clan Marset-Infrán. De hecho, varios de sus cargamentos fueron decomisados entre 2020 y 2021. Mientras era investigado, Marset viajó sin problemas a Bolivia, Brasil, Panamá y Emiratos Árabes Unidos, hasta que cayó en Dubái con pasaporte paraguayo trucho.
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Como con Brasil, la cooperación entre Paraguay y Bolivia tuvo sus cortocircuitos. Cinco días después de la fuga de Marset y su familia de Santa Cruz, el Gobierno paraguayo advirtió que la Policía de ese país había informado en febrero de 2023 a sus pares bolivianos que Marset, el pastor José Alberto Insfrán y Reges Furtado se encontraban en Santa Cruz. El pastor se entregó en Paraguay nueve meses después de que su hermano Miguel, cabecilla de la banda junto a Marset, fuera detenido en el mismo barrio exclusivo donde fue arrestado Reges Furtado el domingo pasado.
Sobre el brasileño de 45 años pesaban órdenes de captura en dos estados brasileños por tráfico internacional de drogas, asociación para delinquir, contrabando y lavado de dinero. Para evitar ser reconocido, el narcotraficante se sometió a varios a procedimientos estéticos para cambiar su apariencia, como armonización facial, implantes de cabello y carillas dentales. Además, utilizó documentos falsos y adoptó un nuevo nombre. El portal brasileño O Globo informó que al narcotraficante lo conocían en el barrio carioca como Fabiano.
En diferentes allanamientos contra la organización orquestada por Reges Furtado, la Policía incautó de ocho toneladas de cocaína y decomisó 11 millones de reales (unos 1,9 millones de dólares) en efectivo. Al igual que Marset, Lindomar era considerado un agente libre del narcotráfico, ya que operaba indistintamente con miembros del Comando Vermelho o del Primer Comando de la Capital (PCC).
TURF
Reges Furtado era desde 2022 uno de los principales objetivos de la Operación Turf —investigación conjunta entre Brasil y Paraguay— que luego derivó en el megaoperativo A Ultranza Py, en el que se llevaron a cabo 86 allanamientos que terminaron con diez personas detenidas. Además, se incautaron 83 inmuebles, 28 vehículos, 10 avionetas, un helicóptero, 30 tractocamiones, 12 carretas, 41 tractores, 48 motos, siete embarcaciones, nueve maquinarias agrícolas y 5.002 cabezas de ganado, con una valor total de más de 250 millones de dólares.
La Operación Turf investigaba un esquema criminal internacional que transportaba cocaína principalmente desde Bolivia (y Colombia) hasta Brasil, desde donde la droga era enviada a Europa a través de los puertos de Santos o Río de Janeiro, con la técnica conocida como rip-on rip-off, en la que los bolsos con cocaína se ocultan dentro de los contenedores de exportaciones legítimas.
La operación fue denominada como “Turf” en referencia a otro arrestado el domingo pasado en Río. Se trata de Cristiano Mendes de Córdova Nascimento, dueño de decenas de caballos de carreras, algunos de ellos premiados y, según la Policía Federal, utilizaba las carreras de caballos para lavar dinero sucio procedente del narcotráfico. Lo mismo se comprobó con el brasileño recientemente detenido.
Por la misma investigación fue condenado a 10 años de prisión el exfutbolista del Vasco da Gama, Alexsandro Marques de Oliveira. Era quien alquilaba almacenes donde colocaban la cocaína en los contenedores antes de ser enviados al puerto.
Córdova Nascimento recibió la condena más larga: 26 años y tres meses. Según la Policía, era responsable de recibir pedidos de compradores radicados en el exterior, organizar el suministro de cocaína con intermediarios establecidos en Paraguay y realizar las gestiones para el envío de la droga desde el puerto de Río de Janeiro.
“Sus miembros y colaboradores ocasionales actuaban en toda la cadena de tráfico de drogas: negociando la droga con compradores extranjeros que la distribuirían en Europa, comprando la droga a proveedores en Bolivia y Colombia, enviando la droga a Paraguay, importando la droga a Brasil, transportando la droga a ciudades portuarias brasileñas, almacenando la droga mientras esperaba el embarque, corrompiendo a agentes portuarios para permitir que la droga entrara en las terminales y manipulando los contenedores en los que sería contrabandeada, y finalmente, la logística de cargar la droga en contenedores destinados a la exportación”, escribió el juez Tiago Macaciel, del 5º Juzgado Penal Federal de Río.
Según investigaciones, la banda envió más de 8 toneladas de cocaína a Europa y África en 14 operaciones distintas, entre diciembre de 2020 y febrero de 2022, que ocultaban en contenedores, transportados en barcos desde la terminal carioca. Tras estas operaciones, fueron removidos tres agentes policiales brasileños que se quedaron con 280 kg de cocaína de un cargamento decomisado a la banda de 500.
SMART
Un par de semanas después de que en Paraguay se llevara a cabo el operativo A Ultranza Py, un informe de la Senad confirmó el rol relevante de Marset en esta nueva estructura montada para el narcotráfico internacional, responsable de al menos cinco grandes cargamentos de drogas provenientes de Bolivia, que se trasladaban a través de la hidrovía Paraguay-Paraná, para luego viajar por vía marítima hasta el otro lado del océano Atlántico.
Junto a la alerta internacional de Interpol, para la captura Marset, emitida a principios de marzo de 2022, la Secretaría Antidrogas de Paraguay remarcó que “a diferencia de otras facciones o carteles de la droga, los integrantes de la mencionada asociación se consideran una élite criminal” y detalló que el Primer Cártel Uruguayo (PCU), liderado por Marset, era una organización de tráfico de drogas “de alto nivel”, conformada por “grandes empresarios de Uruguay”.
El apellido Marset aparece por primera vez en una investigación paraguaya en noviembre de 2019, en el caso denominado “ARAÍ”, que luego termina conectado con las operaciones Smart, Turf, que concluyeron en el operativo A Ultranza Py.
Oficialmente, Paraguay lo investigaba, al menos, desde mayo de 2021, cuando se concretó la operación Smart, con la que se conformó un informe de inteligencia con los movimientos, los roles de los integrantes de la organización (entre los que estaba Reges Furtado) en base a un informe recibido por la Brigada Antidrogas de Uruguay, pero ese documento que quedó “encajonado” hasta principios de 2022 por el fiscal Lezcano, quien fue denunciado por el Senado por negligencia en el caso Marset, pero en diciembre de 2023 fue absuelto por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.
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El expediente de la investigación denominada “Smart”, haciendo un juego de palabras con el significado de la palabra en inglés (inteligente) y las letras del apellido del narcotraficante uruguayo, fue investigado solo por un policía de la Triple Frontera que sufrió un atentado en abril de 2022, tres semanas antes del magnicidio en Colombia del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, responsable de importantes golpes contra la logística de varias organizaciones de narcotráfico de la región, además de ser quien investigaba el sicariato de Mauricio Schwartzman, señalado como el responsable de gestionar el pasaporte paraguayo de Marset.
En Uruguay, la fiscal de estupefacientes, Mónica Ferrero, tenía conocimiento de la existencia del PCU montado por Marset, al menos, desde agosto de 2019, cuando decomisaron, en una casa de Parque del Plata, 872 kg de cocaína. De hecho, miembros del clan Marset fueron investigados por la amenaza que recibió Ferrero en mayo de 2020 e imputados por atentar contra la sede de la Brigada Antidrogas.
Media docena de investigaciones locales sobre narcotráfico y tráfico ilegal de armas terminaron con la imputación de varios mandos medios de la organización de Marset; la mayoría mediante procesos abreviados, sin que se conozca, hasta el día de hoy, si las causas se profundizaron, en busca de los peces gordos del clan.
Ya fuera de sus funciones, Giuzzio reconoció en una entrevista con el programa 'Que no me pierda', de la red UNO de Paraguay, que, al poco tiempo de arribar a ese país, Marset se convirtió en el proveedor de droga para el PCC, considerando su gran conocimiento sobre las rutas del narcotráfico en la zona. “Creemos que el PCC lo utilizaba como un proveedor de droga, como gran conocedor de las rutas en la región. (…) Y el PCC últimamente ha tenido contactos, se han encontrado vestigios también con la organización italiana ‘Ndrangheta a través de los últimos envíos tanto en Italia como en Alemania”, afirmó el exministro del Interior guaraní.
La alianza comercial entre el PCC y Marset se debe en gran medida a los lazos que estrechó, entre 2020 y 2021, con Marlon Douglas “Beiño” Santos, un narco brasileño, integrante del PCC, que operaba en Foz do Iguazú, y era quien estaba encargado en esa facción de tratar con los productores de cocaína en Bolivia.
La mesa chica que opera en Dubái
El operativo del domingo pasado en Río de Janeiro fue la culminación de varios años de trabajo de inteligencia de la Policía Federal brasileña que identificó una red de narcotráfico internacional que tiene sus oficinas en España y en Dubái.
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Sérgio Roberto de Carvalho.
De hecho, Reges Furtado y Córdova Nascimento son lugartenientes del jefe mayor de la organización: el exmilitar brasileño, Sérgio Roberto de Carvalho, que, en 2020, en plena pandemia, simuló su muerte por covid-19, gracias al certificado de defunción firmado por un médico de Marbella. A partir de ese momento, de Carvalho pasó a llamarse Paul Wouter y se afincó en Dubái, donde fundó la empresa PWT General Trading. Según autoridades belgas, españolas y paraguayas, en la ciudad emiratí se conformó desde hace algún tiempo una “mesa chica” del narcotráfico internacional, donde tienen su asiento líderes de cárteles mexicanos, de la Mocro Maffia, del Clan de los Balcanes, además de narcotraficantes italianos, españoles, británicos y algunos capos sudamericanos, entre los que estaría el mismísimo Sebastián Marset.
Autoridades de Paraguay no tienen pruebas, pero tampoco dudas respecto de que Marset está refugiado en Dubái. Así lo han expresado en los últimos meses, tanto el ministro del Interior Enrique Riera, el titular de la Senad, Jalil Rachid y de los fiscales paraguayos que pidieron la extradición de la pareja de Marset, Gianina García Troche, que se encuentra detenida en Madrid desde el pasado 17 de julio. Aunque en los últimos días se sumaron rumores sobre la vuelta de Marset a Paraguay, país donde es inminente el enjuiciamiento de su mujer.
En tanto, el martes pasado, el presidente colombiano, Gustavo Petro, señaló que Marset es "socio del narcotraficante colombiano Julio Lozano Pirateque, ciudadano en Dubái". Lozano Pirateque "quiere matar al presidente de la República", dijo Petro en referencia a él.
Más allá de lo aceitado del negocio del tráfico de cocaína a Europa, reflejado en el precio del kg al por mayor que ya bajó los 20 mil euros, las estructuras del gran narcotráfico no son indemnes a los cambios geopolíticos y las traiciones. La ‘omertá’ en las mafias modernas ya no rige como una regla de oro, y la caída de peces gordos, a menudo, trae consigo un efecto dominó sobre otros capos del narcotráfico, muchos de los cuales están afincados y protegidos en Dubái, por lo que no piensan salir de ese país -desde donde se ejecutan las grandes operaciones de narcotráfico y lavado, que está en la mira de las agencias antidrogas occidentales- que colabora a cuentagotas con la Justicia occidental.