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Mundo Trump | Gaza | respuesta desafiante

LIMPIEZA ÉTNICA

El plan de Trump para "limpiar" a los palestinos de Gaza: una nueva Nakba en proceso

Las palabras de Trump, presidente de EEUU, son una amenaza existencial para quienes ya están siendo víctimas de un genocidio en Gaza.

Por Mahmoud Mushtaha / Ahmed Dremly (Vía Ctxt).

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La propuesta, que supuestamente incluye despoblar Gaza y reasentar a los palestinos en Egipto y Jordania u otros países, ha sido recibida con ira. En Gaza, las reacciones de la población van de la indignación a la risa amarga. Para los gazatíes, que han soportado un bloqueo israelí durante casi dos décadas y actualmente se enfrentan a una catástrofe humanitaria sin precedentes, la propuesta se percibe como un intento apenas disfrazado de limpieza étnica.

“Han utilizado el hambre, los bombardeos, un genocidio para expulsarnos de nuestra tierra y, aun así, no nos hemos ido –y nunca lo haremos–”, dice Mahmoud Dirawi, de 65 años, que ha regresado a lo que fue su hogar en la Ciudad de Gaza.

Dirawi estuvo esperando al borde del corredor de Netzarim impuesto por Israel, la zona militar que divide Gaza en dos, a que el alto al fuego entrara en vigor, para volver. “Esta tierra es parte de mí, y yo soy parte de ella”, afirma. “Me niego a pasar más tiempo lejos de mi hogar”.

Él y su familia se vieron obligados a huir hacia el sur en noviembre de 2024, cuando las fuerzas israelíes rodearon el barrio de Jabalia, dejando atrás todo lo que habían construido. A pesar de los incesantes bombardeos y el desplazamiento masivo durante el genocidio prolongado de Israel en Gaza, nunca olvidó su derecho a regresar. “Me arrepiento de haberme ido”, admite. “No volveré a cometer ese error. Prefiero ser enterrado bajo los escombros de mi casa que que me expulsen a otra ciudad, incluso dentro de Palestina”, dice.

La sugerencia de Trump de que los palestinos deberían ser reubicados en Egipto y Jordania, con Gaza completamente despoblada, ha despertado una respuesta desafiante.

“Trump piensa que puede decirnos dónde vivir, como si fuéramos piezas que se mueven en un tablero”, dice Dirawi con rabia. “¿De repente le preocupa la gente de Gaza? ¿Dónde estaba su preocupación cuando las bombas fabricadas en EEUU llovían sobre nosotros?”. “Esta es nuestra patria”, continúa. “Ni yo, ni mis hijos, ni mis nietos la abandonaremos jamás”.

En lugar de exigir responsabilidades al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu por presuntos crímenes de guerra, el presidente Trump ha desviado la narrativa proponiendo una toma completa de Gaza. Sus recientes declaraciones sobre transformar el enclave asediado en un “destino de lujo” han reavivado el profundo temor al desplazamiento masivo entre los palestinos. El plan de Trump, que incluye “limpiar” Gaza y reasentar a su población en otros países, ha sido ampliamente condenado como una forma de limpieza étnica.

Para los palestinos, estas palabras son mucho más que retórica política: representan una amenaza existencial. Décadas de bloqueo, guerras y desplazamiento forzado han convertido la supervivencia en una batalla diaria, y la propuesta de Trump solo refuerza sus peores temores: que su tierra natal representa una especie de premio y no un lugar donde tienen derecho a vivir. Pero en medio de la devastación y la incertidumbre, hay un mensaje claro: Gaza no está en venta.

Dina Adli, una maestra de primaria de 35 años de Rafah, se ríe con amargura ante la idea de que Gaza se convierta en un destino turístico. “¿Turistas? ¿Quién vendrá a un lugar que han reducido a escombros? Primero bombardean nuestras casas, nuestras escuelas, nuestros hospitales, y ahora quieren construir hoteles sobre nuestra destrucción. Quieren Gaza, pero no quieren a los gazatíes”, se lamenta.

El hogar de Adli fue destruido en un ataque aéreo israelí el año pasado, lo que obligó a su familia a mudarse a un refugio temporal. “Mi hijo se despierta llorando en medio de la noche porque cree que los aviones vuelven. Mi hija pregunta cuándo podrá regresar a su antigua escuela, pero ya no existe. Y ahora Trump habla de ‘tomar el control’... No tiene idea de lo que está diciendo”.

El concepto de desplazamiento forzado no es nuevo para la familia de Adli. Sus abuelos fueron expulsados de Jaffa en 1948 durante la Nakba. “Mi abuela siempre me decía: ‘Nunca abandones tu hogar a menos que te arrastren fuera’. Eso es lo que mi familia sufrió en 1948, y no permitiré que la historia se repita. Si Trump quiere Gaza sin su gente, tendrá que sacarnos por la fuerza. Preferimos morir en nuestra tierra antes que ser exiliados nuevamente como refugiados en países extranjeros”.

“Nuestra sangre está conectada con la arena de esta tierra”

Hamza Salha, de 23 años, del norte de Gaza, ve las palabras de Trump como parte de un esfuerzo más amplio para provocar otro desplazamiento masivo de palestinos, un eco de la Nakba de 1948, cuando cientos de miles fueron expulsados de sus hogares.

“Durante décadas, EEUU e Israel han utilizado todos los medios posibles para obligar a los palestinos a abandonar su tierra”, relata Hamza. “Han fracasado todas las veces. Nuestras raíces aquí son demasiado profundas para que alguien nos borre”.

Hamza ha sobrevivido a múltiples ofensivas israelíes –en 2008-09, 2012, 2014, 2021 y ahora un genocidio a gran escala– y ha permanecido en Gaza tras cada ataque. “He perdido a seres queridos, he visto la destrucción a mi alrededor, pero nunca he pensado en irme. Esta tierra es nuestra. Ni yo, ni mi generación, ni mis nietos la abandonaremos”.

Desde el 7 de octubre de 2023, la familia de Hamza ha soportado bombardeos incesantes, hambre, enfermedades y un sufrimiento inmenso. Pero para ellos, irse nunca ha sido una opción. “Nos quedamos en el norte de Gaza a pesar de todo” –asegura– “nunca consideramos la opción de marcharnos”.

Raji Sourani, abogado de derechos humanos y director del Centro Palestino para los Derechos Humanos en Gaza, no se anda con rodeos: “Lo que Trump sugiere es una violación flagrante del derecho internacional. La idea de ‘apoderarse’ de Gaza y desplazar a su gente es un ejemplo de manual de limpieza étnica, que está prohibida por los Convenios de Ginebra”, explica. “También va en contra del principio de autodeterminación, una piedra angular del derecho internacional que garantiza a las personas el derecho a gobernarse a sí mismas y permanecer en su tierra”.

Sourani hace hincapié en que las palabras del presidente no solo son incendiarias, sino peligrosas: “Está diciéndole al mundo que las naciones poderosas pueden redefinir las fronteras y desplazar a las personas a voluntad. Eso no es solo una amenaza para los palestinos; es una amenaza para la estabilidad mundial”. Y añade que este tipo de lenguaje se ha utilizado para justificar el colonialismo y las ocupaciones militares.

Un futuro definido por los palestinos, no por planes extranjeros

Como ha demostrado la historia, los palestinos han resistido la desposesión durante décadas, y su determinación de quedarse se mantiene intacta.

“El discurso de Trump es colonialista, impulsado por agendas de extrema derecha para eliminar la solución de dos Estados”, dice Al-Banna, un joven investigador. “No necesitamos otro plan para Gaza. Necesitamos el fin del asedio, de la ocupación y de la violencia. Y necesitamos que el mundo deje de tratarnos como si fuéramos desechables”.

De momento, el pueblo de Gaza permanece en su lugar; no como peones en la visión de otro, sino como un pueblo decidido a definir su propio futuro. “Gaza no está en venta. Igual que fracasó el llamado ‘Acuerdo del siglo’ y colapsó el plan para evacuar todo el norte de Gaza, este plan también fracasará, inshallah”, concluye Al-Banna.

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Este reportaje se ha elaborado en colaboración con +972 Magazine.

FUENTE: Ctxt (España)

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