En este contexto, internet se ha convertido en un arma de doble filo. Por un lado, visibiliza las diferentes realidades de las mujeres (a las mujeres racializadas, con cuerpos no normativos, que sufren algún tipo de enfermedad…) y permite que personas que a priori no se encuentran cómodas en el mundo offline encuentren un refugio en el mundo digital. En cambio, por otra parte, las redes sociales suponen un entorno en el que las mujeres están constantemente expuestas a un bombardeo de mensajes sobre belleza, alimentación e hiperproductividad. La idea de la “mujer perfecta” se impone sin descanso: viste de esta manera, péinate así, maquíllate de esta forma, ¿sigues ya la última tendencia en skincare? No olvides empezar con el sérum de ácido hialurónico (¡a más tardar a los 25!), y si desayunas overnight oats, tendrás un desayuno saciante y bajo en calorías que te ayudará a verte mejor que nunca este verano.
Si analizamos los contenidos que consumen las mujeres jóvenes en internet, vemos que la categoría “Moda, belleza y estilo de vida” es la más consumida, seguida por más de la mitad de las usuarias de redes sociales. Se contrapone con otras categorías como los contenidos LGTBIQ+ y/o feministas, que son las temáticas menos consumidas.
Además, “moda y estilo de vida” es una de las categorías que genera mayor impacto: sólo un 8% de las encuestadas afirma no sentirse influenciada por este tipo de contenido. Tras ella, las siguientes categorías que tienen mayor influencia son las compras, la alimentación, imagen personal y deporte.
“Me ha afectado más a que veo ciertos cuerpos y aspiro a que ese es el cuerpo que yo quiero tener. De ahí pues modificas tus propias conductas de comer o de deporte o lo que sea y no para bien”.
Fuente: participante del estudio Autopercepción de la imagen de las mujeres en los nuevos entornos digitales, publicado por el Instituto de las Mujeres, 2025.
Pero no basta con cumplir los estándares físicos. Las redes van más allá: debes ser una buena profesional, ambiciosa y empoderada, ir siempre a la última moda a la oficina, llevar un tupper saludable y equilibrado, y, por supuesto, sonreír. También tienes que ser una amiga con una vida social vibrante y digna de Instagram, y todo sin dejar de ser la pareja ideal: cariñosa, y detallista. “Tienes que hacer ejercicio, tienes que ir al gimnasio, tienes que comer bien, tienes que tener unos estudios, un trabajo genial, tener tiempo para ti… entonces también es una exigencia, ya no solo en lo corporal sino en tu día a día”, afirmaba una de las participantes del estudio llevado a cabo por el Instituto de las Mujeres.
Todo esto, tiene un enorme impacto en las generaciones más jóvenes que aspiran a conseguir lo que las redes les imponen: dos de cada tres jóvenes quieren parecerse a las mujeres que ven en internet. Un 20% de las jóvenes afirma querer tener una vida como la de las mujeres que visualizan en las redes, un 11% considera que estas mujeres son un modelo a seguir y un 43% admite que estas personas son una fuente de admiración e inspiración.
¿Cómo son estas mujeres a las que las jóvenes quieren imitar? Al ser preguntas más de la mitad de las jóvenes afirmaban que las mujeres que ven en redes sociales tienen un perfil claro: son ricas y delgadas, y por supuesto, blancas y sin ninguna discapacidad.
“Es como si las redes fueran solo para las personas que cumplen con ciertos requisitos. Si no eres perfecta, no tienes lugar.”
Fuente: participante del estudio Autopercepción de la imagen de las mujeres en los nuevos entornos digitales, publicado por el Instituto de las Mujeres, 2025.
Sin embargo, las redes sociales no solo nos marcan los estándares a los que debemos aspirar, sino que también han abierto un escaparate donde cualquiera se siente con derecho a opinar sobre nosotras y nuestros cuerpos. De acuerdo al estudio “Generación Expuesta: Jóvenes frente a la violencia sexual digital”, realizado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud, las mujeres son las que más reciben contenido sexual no solicitado, insultos en la red por su apariencia física, acoso por un adulto siendo menor de edad, y presión para hacerse fotos o vídeos de tipo sexual.
Según el estudio del IM, seis de cada diez mujeres jóvenes han sido menospreciadas, atacadas o insultadas a través de un comentario machista en internet. El 47% recibe estos comentarios de manera ocasional, mientras que un 12% recibe estos ataques frecuentemente.
Si se considera que no cumples estos estándares, las redes se llenan de comentarios ofensivos e insultos sobre tu cuerpo. Por el contrario, si se considera que cumples con lo establecido, el acoso, disfrazado de cumplido o de “intento de ligar”, es una constante. Y, como en la vida offline, si te quejas eres una exagerada, una feminazi o una amargada: “Ves a mujeres en bikini haciendo un TikTok, y hay comentarios que vamos, es que yo me pongo mala” afirma una de las mujeres participantes del estudio.
Crecer en un entorno digital donde las redes sociales imponen estándares de belleza, éxito y comportamiento tiene un impacto profundo en las jóvenes, reforzando los roles de género tradicionales, exponiéndolas a la violencia digital y afectando su salud mental. Esto genera miedo e inseguridad, limitando su participación y llevándolas a autocensurar su comportamiento hasta el punto de relegarlas a un segundo plano o incluso expulsarlas de estos espacios. Como consecuencia, se ven obligadas a vigilar cada palabra, cada imagen y cada publicación por temor a las repercusiones. De hecho, un 11% de las jóvenes borra su perfil en redes sociales tras recibir este tipo de mensajes.
“Me siento ansiosa cada vez que subo algo. Pienso en lo que los demás van a decir, si me van a criticar o si alguien me va a juzgar”.
Fuente: participante del estudio Autopercepción de la imagen de las mujeres en los nuevos entornos digitales, publicado por el Instituto de las Mujeres, 2025.
Una vez más, el machismo se infiltra en todas las esferas de nuestra vida, asfixiando la libertad de las mujeres. Naomi Wolf ya nos avisaba sobre esto en 1990 en su ensayo El mito de la belleza, donde la activista feminista analizaba cómo, a medida que las mujeres han ganado acceso a espacios de poder y participación, se han visto obligadas a invertir más tiempo, dinero y esfuerzo en cumplir con estándares físicos inalcanzables.
Estos estándares de belleza, siempre subjetivos y cambiantes, y siempre dispuestos a sacar un complejo más, no podrían imponerse sin los medios de comunicación, que refuerzan la idea de que la apariencia es esencial para el éxito y la aceptación social. En redes sociales, tu algoritmo no te conoce tanto como dice, pero sí tiene claro que deberías estar más delgada, hacer más deporte, maquillarte, peinarte y vestirte mejor.