Aidemar, el diputado que logró un "milagro" en Durazno

La victoria de González fue celebrada como un "milagro", y no sólo en términos electorales, sino como el resultado de una vida de entrega y de valores sólidos que comparte con su familia y su comunidad. En su entrevista para el programa “Palabras Prohibidas” de Caras y Caretas, conducido por el escritor Enrique Ortega Salinas, González compartió sus pensamientos sobre esta histórica victoria y recordó el impacto de su familia, especialmente el legado de su padre.

Ana Bazzi, militante de la lista 1001 y allegada a González, expresó su profundo aprecio y admiración por él y su familia. "Estoy tan emocionada porque Durazno, una ciudad blanca, netamente blanca, está eligiendo al Frente Amplio. Esto es histórico, y esto es Aidemar González", declaró Bazzi, quien emocionada destacó cómo los fuertes lazos familiares y los valores que representan los González se convirtieron en la base de este triunfo.

Donde hay amor hay esperanza

Para Aidemar, este logro tiene raíces profundas en la lucha de su padre “El Bocha” y en el ejemplo de su madre, quienes dedicaron sus vidas a la comunidad de Durazno. "Recordar a mi padre, quien dio tanto por Durazno... En uno de los homenajes a mi hermano Efraín, él habló de esperanza y amor. Decía que 'la luz es hija de las estrellas y madre de la vida. Donde hay vida hay amor y donde hay amor hay esperanza'. Creo que esa esperanza es la que nos ha traído hasta aquí”, expresó González.

La historia de Aidemar González está marcada también por el impacto de su hermano Efraín, quien falleció en 2021 pero dejó un legado invaluable en la comunidad. Efraín, un luchador y defensor de la cultura del candombe, compartió con Aidemar la misma dedicación por los menos favorecidos. “Antes de fallecer, él escribió un libro llamado Amor por la vida y el candombe, en el que deja claro su compromiso con la justicia social y la cultura. Me decía que, de poder hacerlo, cambiaría su cuerpo desgastado para poder seguir apoyándome", relató Aidemar, quien ve en su hermano un ejemplo de constancia y amor por la vida y la justicia.

La madre de Aidemar, también muy querida en el barrio Puentecito de Durazno, fue una figura para la comunidad, ofreciendo siempre su hogar y su apoyo a quienes más lo necesitaban. “Mi madre, la madre del pueblo, siempre tuvo sus puertas abiertas, preocupándose por la gente que menos tiene”, recordó González. Este espíritu de solidaridad y cercanía con el pueblo de Durazno es el que sostuvo su carrera política y fortaleció su relación con la comunidad.