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Política Maldonado | esclavos |

Dos siglos atrás

Algunas de las mayores fortunas de Maldonado se construyeron con negros esclavos

Maldonado supo ser el departamento con más esclavos jóvenes, muchos comerciantes se enriquecieron explotando al máximo la esclavitud.

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Caras y Caretas Diario

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Anoche comenzaron las Llamadas y en tercer lugar desfiló La Generación Lubola, comparsa de Maldonado y una de las más importantes del país. Fundada en el año 2002 por Alejandro Palomeque, tiene su sede en el Barrio Norte de la capital departamental. Toda su trayectoria ha estado signada por la reivindicación y promoción de la cultura afroamericana.

Ganadora del primer premio varias veces en Durazno, un día saltó a la capital del país y desde entonces casi siempre ha estado entre las 10 mejores comparsas. El año pasado logró el tercer puesto, su mejor ubicación hasta hoy, y ese es el lugar asignado para desfilar esta noche.

Pero desde el punto de vista de la temática elegida, esta no fue otra noche más, porque va a exponer sobre un tema del que, salvo los negros, nadie más quiere hablar. “Hablemos de lo silenciado”, es lo que harán hoy. Se trata de un asunto que seguramente impactará muy fuerte en este departamento.

Después de una extensa investigación, Palomeque logró demostrar que, dos siglos atrás, algunos de los más prósperos comerciantes de la época construyeron su fortuna explotando a negros esclavos que tenían una particularidad: había muchos niños y la mayoría de los otros eran muy jóvenes.

“Maldonado era entonces el departamento con más esclavos jóvenes”, dice el autor de esta investigación. Nombres citados hasta con reverencia en muchos libros de historia local en realidad eran esclavistas, pero nunca fueron mencionados como tales.

“A principios del siglo XIX, Maldonado registraba en su población total más de un tercio de personas en situación de esclavitud. Según el padrón fechado en 1820, una de cada tres personas en el departamento era esclava, un 33,5 % del total. Según confirma Marcelo de León Montañés, el número más alto de esclavos se registró en hogares pudientes, como los de los comerciantes Mariano Oribe (once personas esclavas), Alberto Camino (trece), el hacendado Ángel Núñez (doce) y las viudas Angola García de Cantera y Petrona Cortez de Tort (diez cada una). No obstante, todos eran superados por el mayor propietario de esclavos en Maldonado: Francisco Aguilar, quien tenía diecinueve (16 hombres y 3 mujeres), destacándose junto a Antonio Maciel en Montevideo, como principales esclavistas”, dice Palomeque en su investigación que fue adelantada a este cronista.

El interés del investigador surgió a partir de los azulejos fabricados por Francisco Aguilar desde 1837. Se han conservado y/o se conocen menos de una quincena de azulejos de diferentes dibujos producidos en su establecimiento, dispersos en el Museo Mazzoni de Maldonado, en el ex Museo de Arte Americano de Maldonado (MAAM) y Museos del Azulejo en Montevideo y Colonia del Sacramento. En el Museo Romántico, en la casa de Antonio Montero en la calle 25 de mayo (Montevideo), los azulejos aparecen ubicados en los patios. En la casa de su amigo Juan Antonio Lavalleja (Museo Lavalleja) de la calle Zabala (Montevideo) se encontraron en un alféizar de un patio interno.

Además, en la casa quinta de Aguilar en el Camino San Carlos se han visto al menos seis azulejos colocados en el parque como decoración. En la casa que fue su vivienda en Maldonado (25 de mayo y Sarandí) había hecho cubrir el piso de la sala con baldosa vidriada. Los lugares antes señalados son los únicos que conservan en la actualidad los azulejos fabricado por Aguilar, mientras que diversas colecciones particulares en Maldonado, Montevideo y Buenos Aires tienen en su poder los artículos no visibles al público.

Francisco Aguilar y Leal nació en 1777 en Lanzarote, Islas Canarias, y falleció en 1840 en Montevideo. Desembarcó en Maldonado en enero de 1811 en su fragata Luisa. El 27 de noviembre de 1815 fue el primer ciudadano extranjero en recibir la ciudadanía en la naciente república. Fue comerciante, exportador e importador, se dedicó a la caza y pesca con su industrialización de lobos marinos y ballenas, además de involucrarse en agricultura y ganadería. Ocupó cargos como alcalde, director de Correos de Maldonado y senador de la República. A la vez, incursionó en la construcción, y para eso importaba todo tipo de maderas duras de Brasil, ladrillos, tejas y azulejos, lo que lo motivó a contemplar la posibilidad de construir un horno para la fabricación de azulejos utilizando parte de la materia prima que encontraría en la zona, lo que ayudaría a abaratar costos. Su idea era copiar dibujos de azulejos catalanes, valencianos y napolitanos, aunque los que se conservan no se asemejan a ningún dibujo conocido.

En 1837 comenzó la fabricación del primer horno y se fundó el “Establecimiento General de Vidriados”, contratando a los maestros en alfarería Pepe y Marcial Furné y poniendo a disposición la mano de obra esclava de su propiedad. Este establecimiento sería la primera fábrica de azulejos del país y se situaba en las calles 25 de mayo y Román Guerra, hoy pleno centro de la ciudad de Maldonado.

Sin embargo, Palomeque estableció que, “lejos del arte europeo, la mano de obra esclava dejó su huella en las creaciones gráficas de los azulejos fabricados por Aguilar. Esa impronta aparece en la mayoría de las piezas que se conservan hoy”.

Dentro de los 14 diseños que se lograron encontrar, los investigadores observaron una fuerte influencia del arte africano en no menos de ocho piezas, lo cual indica la participación de los peones esclavos en el diseño de las mismas y la comercialización de esta valiosa mercadería.

El intento de Aguilar para copiar modelos europeos en sus azulejos y comercializarlos fue un fracaso. En 1841, luego de su fallecimiento, fue rematado el Establecimiento General de Vidriados, incluyendo más de quince mil azulejos y baldosas.

Palomeque dice que “muchos artículos periodísticos que citan esta actividad comercial de Francisco Aguilar no mencionan la influencia de la cultura africana en los dibujos de sus azulejos. Y menos que fue un esclavista. Una vez más, se invisibiliza el valioso aporte a nuestro acervo cultural que han dejado estas personas viviendo en un contexto de esclavitud”.

Por eso, la propuesta de La Generación Lubola se llama “Hablemos de lo silenciado”; porque no dar voz a esta parte de la historia es negar que existiera. Hoy, desde nuestro lugar, queremos homenajear a quienes imprimieron su huella con el recuerdo de su tierra en los azulejos, que intentamos reflejar en nuestras banderas, símbolos y vestuario”.

El Monumento al Tamborilero, una idea de esta comparsa, se ubica en la plazoleta “27 de noviembre de 1983”, exactamente frente a la sede de La Generación. A dos cuadras exactamente está la calle Francisco Aguilar que homenajea al empresario esclavista.

Tal vez sea hora de que la Comisión de Nomenclatura de la Junta Departamental revea ese homenaje.

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