“Todos se articulan bajo el objetivo de dar "la batalla cultural", que, según Laje, debe ser librada desde las redes sociales, donde reside «el poder de nuestro tiempo», en detrimento de los medios masivos tradicionales. Construyen sus discursos con ideas reaccionarias, valores conservadores, antifeministas, anti Derechos Humanos, anti Estado y contra "el socialismo, el progresismo y el globalismo". Su estrategia de comunicación digital tiene una terminal común: el asesor plenipotenciario del presidente, Santiago Caputo. Es un hombre central dentro del gobierno: maneja los presupuestos a discreción, los servicios de inteligencia y la estrategia digital. Es el arquitecto de la "batalla cultural".
Debajo de él, en el segundo anillo, se encuentran Agustín Romo, Daniel Parisini ("El Gordo Dan") y Juan Pablo Carreira ("Juan Doe"), director de Comunicación Digital de la Nación. Fernando Cerimedo, fundador de La Derecha Diario, es el estratega sin cargo que completa el anillo, mentor de Carreira y parte de la lista de implicados en el intento de golpe de Bolsonaro contra Lula da Silva. Manuel Adorni, el vocero presidencial, comanda parte del dispositivo. Con rango de ministro, Adorni administra un equipo de 208 empleados. El equipo es liderado por Carreira, quien coordina las estrategias digitales desde el Salón de los Próceres de la Casa Rosada e incluye influencers como Tomás Jurado (ElPelucaMilei) y Ezequiel Acuña (@ElPasanteok), quienes gestionan las cuentas oficiales como @CasaRosada y @Voceria_Ar.
El batallón digital —y sus conexiones— se fue haciendo más evidente con el correr de los meses. El 17 de noviembre, dos días después de la cena de la Fundación Faro, protagonizada por Agustín Laje, se realizó el lanzamiento del "brazo armado de Milei", autodenominado las "Fuerzas del Cielo". El evento contó con una escenografía que retomaba la estética del fascista Benito Mussolini y mezclaba consignas conservadoras, como «Dios, patria y familia», con reminiscencias al Imperio Romano, que caracterizan la estética de la infantería digital del oficialismo que comanda Santiago Caputo.
Banda... oriental
En Uruguay, la guerra cultural expresada en una batalla en las redes se ha concentrado fundamentalmente en X (antes Twitter), que es donde la mayoría de los dirigentes políticos navegan.
Mientras la agencia del exasesor Roberto Lafluf priorizó trabajar la imagen del presidente, algunos dirigentes del oficialismo, por iniciativa propia, como la senadora Graciela Bianchi o el senador Sebastián Da Silva, asumieron el rol de "espada" del gobierno. Pero es de esperar que, siendo oposición, no dejen la batalla librada a la voluntad personal.
El rol de la senadora Bianchi, reconociendo que circula información falsa para generar debates políticos, y con nulas consecuencias judiciales sobre su actuar, no alberga ninguna esperanza de que se cumplan siquiera los compromisos éticos firmados por los partidos políticos en el Parlamento.
Con menos presencia de dirigentes con cargos en el Estado y en el Parlamento, dirigentes intermedios y militantes de base han tomado la plataforma de la red social TikTok, que se impuso durante la pandemia, como base de la batalla, o, a esta altura, guerra cultural.
En el desarrollo de la guerra cognitiva y con la herramienta de la inteligencia artificial, la apuesta a mensajes breves pero con fuerte carga de imágenes emotivas se ha convertido en el principal recurso para llevar adelante la lucha política.
Por el momento, las visualizaciones de las distintas redes sociales, al menos en Uruguay, no parecen contar con un mando centralizado y una campaña planificada, pero es cierto que la masividad instantánea de la información, al mismo tiempo en distintos públicos, así lo hace parecer.
La disputa por el relato
Por supuesto que nada queda tan librado a lo espontáneo. Cuando el gobierno impulsaba la ley de prisión domiciliaria para los terroristas de Estado, desde las redes de militantes de Cabildo Abierto (el padre intelectual del proyecto) se difundieron videos de procedimientos militares y policiales contra "la sedición", titulares de diarios con la captura policial de José Mujica y distintas imágenes de archivo sobre dirigentes frenteamplistas.
Por supuesto que desde filas del Frente Amplio la respuesta no se hacía esperar, pero de lo que este artículo habla es sobre la presencia organizada y planificada de campañas de desgaste de la imagen política del contrincante.
Pero no son solo TikTok, Instagram y X las vías más utilizadas; también WhatsApp se ha convertido en una vía de difusión de mensajes y, a pesar de que las consecuencias de muchos de estos mensajes se han judicializado, las dificultades para definir responsables y responsabilidades todavía son bastantes en la jurisprudencia nacional.
Lo que vendrá
Las campañas que vienen no serán muy distintas a las que ya vimos, por su contenido y su perfil agresivo, pero sin dudas serán más organizadas temáticamente para desgastar la imagen del gobierno.
Por ejemplo, a nivel de X, el lenguaje utilizado por El Informante no deja lugar a dudas de cuál será el tono. Este tipo de sitios son una presencia organizada en las redes.
Sobre las declaraciones del ministro de Trabajo, Juan Castillo, sobre Venezuela, este sitio, que se presenta como periodismo, ha escrito acompañando las leyendas con videos editados:
"El cacique del Partido Comunista, lista 1001, se niega a repudiar a la narcodictadura comunista de Maduro. Lo equivale a defender los asesinatos y torturas del régimen chavista".
"Ya no hay dudas. El futuro ministro reconoce que quiere 'construir el socialismo en Uruguay', inspirado en la Venezuela del 'comandante Chávez' y de Nicolás Maduro".
"Juan Castillo, del Partido Comunista, lista 1001, y futuro ministro de Trabajo de Orsi, justificó las tremendas torturas a las que son sometidos los estudiantes en Venezuela".
El otro medio que ubica su espacio es La Derecha Diario. Este medio tiene la particularidad de brindar un ángulo de la información desde la extrema derecha con noticias como esta:
"Brutal crisis de inseguridad azota al barrio Varona, en el departamento de Durazno, ante la tibieza del presidente Lacalle, el ministro Martinelli y el silencio cómplice de la prensa corporativa".
Sobre el PIT-CNT:
"El sindicalismo anti trabajador en Uruguay: una cueva llena de vagos en la cual nadie trabaja y todos viven del Estado o de su eterna licencia sindical".
Nadie escapa al "fusilamiento":
"¿CENSURA EN URUGUAY? Ignacio Álvarez fue durante toda su vida profesional un alcahuete del sistema que permite la censura".
Sobre los temas de seguridad:
"A LACALLE LE FALTA CALLE. Mientras el método Bukele tiene éxito en Argentina de la mano de Patricia Bullrich, Lacalle Pou sufre una grave crisis de inseguridad tras negarse a aplicarlo en Uruguay. 'Me encanta ser tibio'".