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Política Pedro | fútbol | negro pasado

negro pasado a cuestas

Pedro y el lobo

Pedro Bordaberry, este joven privilegiado, recaló por sorpresa en el fútbol, arrasando con las instituciones que lo gobernaron por casi 100 años.

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Pedro no es culpable de las barbaridades de su progenitor, pero nunca se le ha oído ni una palabra de crítica a las horribles acciones de su padre, quien será recordado para siempre como un perjuro que arrasó con la Constitución, las instituciones democráticas y las libertades.

Las palabras de Pedro tienen un tono suave, persuasivo, pero en verdad no es una persona muy distinta del dictador, aunque creció en un país democrático que su padre procuró destruir.

Ministro, senador y candidato presidencial del Partido Colorado, este joven privilegiado recaló por sorpresa en el fútbol, arrasando con las instituciones que lo gobernaron por casi 100 años, dando un golpe de Estado que denominó “intervención” y que recibió la protección de la Conmebol, el organismo rector del fútbol de Sudamérica, organización cuya corrupción ha sido proverbial en su breve historia plagada de tramposos y corruptos.

Hablando de historia, no existe en la historia del fútbol uruguayo una persona tan ominosa y nefasta como el Dr. Pedro Bordaberry.

En otro ámbito, aunque tanto más popular y de connotación masiva tal vez superior al de la política, el hijo del dictador, Pedro Bordaberry, es el responsable de haber prohijado y liderado otro golpe de Estado. Además, en este caso y al igual que su padre, su acción prohibió las elecciones que debieron realizarse el 28 de agosto de 2018 para elegir presidente de la AUF entre los dos candidatos que continuaban presentados. Así, ilegítimamente y apoyado en la intervención decretada por la corrupta FIFA, el entonces senador Bordaberry usurpó el sillón de presidente de la AUF, como siempre con suculenta remuneración y oscuros propósitos.

Con ese negro pasado a cuestas, mientras consideró animarse a volver a la arena electoral en el Partido Colorado, se desempeñó, luego de dejar la intervención de la AUF, como “asesor externo” y luego CEO de Montevideo City Torque Sociedad Anónima Deportiva, aparentemente una filial del club Manchester City del fútbol inglés.

Su justificación, si así puede llamarse, coincide con el relato de Eduardo Ache que inspiró y acompañó en la intervención y hoy se postula al Senado de la República por las listas de Cabildo Abierto, y también a la directiva del Club Nacional de Fútbol. Ambos justifican su accionar en el prolongado y controvertido proceso de adquisición de los derechos del fútbol.

En realidad, los hechos parecen demostrar lo que desde estas páginas afirmábamos hace un lustro. Esta justificación no es más que una mentira que procura hacer creer que la disputa que hoy ocurre en la AUF no es un enfrentamiento entre la transparencia y la corrupción, entre el equilibrio y el atropello, sino entre los que apoyan a Paco Casal y quienes se le oponen.

La extraña connivencia entre Ignacio Alonso, presidente de la AUF, Pedro Bordaberry, Eduardo Ache, Alejandro Lafluf, Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, Armando Castaingdebat y Luis Lacalle Pou agrega mayor turbiedad al asunto.

Hace más de 50 años que se discuten los derechos de televisión en el fútbol y el tema se ha constituido en un debate circular que la intervención ha potenciado y las autoridades ilegítimas emanadas de ella han continuado. Antes de la intervención teníamos un gran problema, y después de la misma tenemos un monstruo que arriesga arrasar con todo. Ya arrasó con las instituciones, no democratizó nada, menospreció el rol de los clubes de fútbol, que son los pilares sobre los que se sostiene el fútbol profesional, la pasión y también el negocio, entronizó a las Sociedades Anónimas Deportivas y los negocios financieros, creó estructuras “de interés” que se constituyeron como grupos corporativos y se capituló entregando la independencia a las autoridades más que sospechosas de la Conmebol encabezada por el paraguayo Alejandro Domínguez, que para más información es la que le paga el sueldo de sesenta mil dólares al presidente de la AUF, Ignacio Alonso, para que sepa quién es su jefe.

Las recientes actuaciones de los árbitros y las denuncias de los directivos de Peñarol, Cerro Largo y otros clubes han evidenciado actitudes corporativas en los llamados grupos de interés que en otra esfera han intervenido en el clima de convivencia dentro de la Selección y han, incluso, generado rumores sobre la continuidad de Marcelo Bielsa al frente de la misma.

Tiene razón Ruglio si sospecha que quieren cocinarlos a él y a Peñarol a fuego lento, no por alinearse con los que quieren negociar con Tenfield, sino por haberse enfrentado a quienes quieren manejar el fútbol uruguayo con tal grado de opacidad que los ha llevado a la Justicia de Crímen Organizado.

Esto que aquí nos despertamos como con una novedad se visualiza en el fútbol del mundo y hasta el más distraído tiene la sospecha de que, cuando en esa ruleta rusa de las copas internacionales se juegan las fichas más costosas, mandan más los burócratas, sponsors y los intereses que los goles.

El estatuto actual fue impuesto por una intervención ilegal y aprobado en circunstancias extorsivas.

Las autoridades que surgieron en ese estatuto acompañan la arbitrariedad de su origen y carecen de independencia y legitimidad.

Es obvio que el silencio es ensordecedor porque hay demasiado “sobre” circulando para que la voz de los medios no se haga oír. Probablemente la mayoría no pensará como hoy piensan Palma, los dirigentes de Danubio, Defensor, Cerro, Fénix, Progreso, River, Wanderers, Rampla, entre otros.

No creo que la clave de la disputa sea Paco Casal. Por algo la oposición a la conducción de la AUF es tan diversa y algunos de los más activos han sido fuertes críticos de Casal. No tengo oído que Casal haya defendido al dictador ni a la dictadura, ni nadie le ha imputado participar en las mafias que han debido responder por sus conductas corruptas en la FIFA y la Conmebol.

Obviamente, tampoco Bordaberry fue electo en Torque, ni hubo elecciones, ni le ganó a nadie, ni lo votó nadie. Pedro fue un intruso en el fútbol profesional, aupado desde la FIFA y las autoridades paraguayas de la Conmebol.

Vale la pena recordarlo La mayor parte de estas líneas fueron escritas cuando Pedro intervino la AUF. Cinco años después las recordamos para que todos sepan que, como en el ajedrez, muchas veces el error está en la partida.

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