Roberto Rivero, exdirector de Policía, se integró al equipo de Orsi como asesor en seguridad

Roberto Rivero viene de una familia policial, su padre lo fue y él mismo recorrió el largo escalafón que va desde agente común hasta llegar a inspector principal. Conoce a la policía casi mejor que la palma de su mano. Desde su cargo como máximo responsable de la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas, inició el proceso de depuración de oficiales corruptos y promoción de policías que cumplieron un papel destacadísimo, como Julio Guarteche y Mario Layera, entre otros.

Otros datos

Hombre de extracción colorada, en las elecciones anteriores integró el equipo de Ernesto Talvi. Pero luego se alejó, en desacuerdo con muchas medidas que el gobierno adoptaba sobre la gestión policial.

Después de ser el principal de la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Estupefacientes, en marzo del año 2000 el entonces presidente Jorge Batlle lo designó Director Nacional de Policía, calificándolo como “el mejor de nuestros policías”

En coordinación con la DEA y la fiscalía general de México, había cumplido un papel clave para desentrañar las actividades y negocios del Cártel de Juárez, liderado por Amado Carrillo Fuentes, en Punta del Este y en San José.

Rivero descubrió que Carrillo Fuentes había comprado en Punta del Este el chalet Holiday, propiedad de Danilo Arbilla entonces director de Búsqueda, a través de testaferros argentinos .

Arbilla fue un vendedor de buena fé, no actuó igual su escribano Javier Morassi que conocía el origen del dinero. Pero el periodista decidió ejercer su máximo poder de lobby y apoyándose en el entonces vicepresidente de la República, Luis Hierro López, logró que Rivero fuera destituido. Guillermo Stirling, entonces ministro del Interior, lo calificó como “terrorista”.

Casi al mismo tiempo y por presiones del presidente argentino Carlos Menem, el gobierno de EE.UU destituyó a Abel Reynoso, jefe regional de la DEA, que investigaba a narcos colombianos y mexicanos que trasladaban su base operativa al Cono Sur, mientras levaban millones de dólares.

Reynoso había dicho a la revista Noticias que “todas las maniobras de lavado tenían origen en el Estudio Posadas, Posadas y Vecino”.