El futuro ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, ha vuelto a manifestar su intención de desindexar la economía, incluyendo el ámbito de las negociaciones salariales. Esta idea de parte de Oddone no es nueva y volvió a generar polémica con varios integrantes del gobierno electo.
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En el segundo gobierno de Tabaré Vázquez el equipo económico frenteamplista de aquel momento inició ese camino, aunque luego no se profundizó completamente.
Yendo a la pregunta concreta: ¿qué es desindexar los salarios? O antes incluso, en términos más generales: ¿qué es desindexar? Como la propia palabra lo indica, desindexar es dejar de indexar, es decir, dejar de establecer un determinado precio en base a lo que indica un determinado índice.
Indexación salarial
Ahora bien, ¿qué es la indexación salarial, y qué es la desindexación salarial? Hay mucha literatura al respecto, pero algunas claves permiten entender el tema de manera rápida.
Básicamente, indexar una variable, como puede ser el salario, es determinar que se ajuste automáticamente por un índice, como puede ser el de precios del consumo (IPC), que mide la inflación, o sea, el aumento generalizado y sostenido de precios.
Estos mecanismos se establecen en las pautas salariales de las negociaciones colectivas, donde intervienen empresarios, sindicatos y el gobierno. En Uruguay suele fijarse que automáticamente, pase lo que pase, se va a ajustar el salario a la evolución de la inflación -incluyendo inflación proyectada- para evitar que los empleados pierdan poder de compra, lo que se conoce como salario real.
La indexación y su impacto en la inflación
¿Por qué desindexar entonces? Evitar perder salario real es un objetivo lógico, en particular para los trabajadores, pero la indexación salarial puede estar siendo un freno para bajar la inflación (otro objetivo deseable) de manera más firme y permanente.
En la dinámica de la economía, los aumentos salariales -en especial cuando no vienen acompañados de mayor productividad o producción-, pueden generar aumentos adicionales de precios de los productos producidos (por costo) o consumidos (por mayor demanda). Si este proceso se exacerba -y en Uruguay ha ocurrido- las ganancias de salario real tienen patas cortas, porque se genera una inercia inflacionaria muy poco deseable.
Dicho de otra manera, los ajustes salariales con pautas de indexación por inflación pueden proteger el salario real en el corto plazo, pero reducirlo a mediano y largo plazo, en la medida que tienden a subir la inflación. Y si el problema se agudiza, además se pierde empleo.