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Sociedad Papa Francisco | pensamiento |

Por la causa de los más pobres

El papa Francisco y su perfil en el plano económico

El pensamiento del Papa Francisco iba mucho más allá de lo estrictamente religioso e incursionó en aspectos claves como la economía y la justicia social.

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Desde su elección en 2013, el papa Francisco se ha convertido en una figura destacada no solo en la esfera religiosa, sino también por marcar un cambio en posiciones de la Iglesia en cuanto a la religión católica, la integración de las mujeres los temas geopolíticos, el cambio climático y conceptos económicos y sociales.

Su papado ha estado marcado por una crítica al sistema económico actual, lo que resultó una novedad desde el lugar que ocupó y una defensa constante de los pobres y vulnerables, lo que le ha valido el repudio de ciertos sectores, especialmente de los conservadores, que lo etiquetan erróneamente como comunista. Sin embargo, su enfoque radicalmente humano y sus llamamientos a la justicia social y económica lo han consolidado como un líder moral y político catalogado de imprescindible en tiempos de crisis.

A través de sus prédicas, Francisco ha desafiado los paradigmas económicos tradicionales y ha propuesto un modelo más inclusivo y sostenible que reconoce la dignidad del individuo y el cuidado de nuestro planeta.

El concepto de la "casa común"

Uno de los conceptos más significativos que ha promovido el papa Francisco es el de "cuidado de la casa común", que se refiere a la protección y preservación del medio ambiente y recursos naturales. En su encíclica "Laudato Si'", el Papa denuncia el cambio climático y resalta la responsabilidad moral que tiene la humanidad de cuidar el planeta. Esta preocupación por la ecología se entrelaza con su visión económica, enfatizando que la crisis ambiental es también una crisis social; es decir, que el deterioro del medio ambiente afecta especialmente a los más vulnerables.

El "cuidado de la casa común" implica no solo preservar los recursos de la Tierra, sino también asegurar que las políticas económicas se orienten hacia un desarrollo sostenible que beneficie a todos, no solo a una élite privilegiada. En este contexto, Francisco aboga por un enfoque que revalorice la vida, la naturaleza y la comunidad, transformando su mensaje en un llamado a la acción para que los países y las empresas reconsideren sus prácticas respecto al medio ambiente y la equidad social.

Renta básica y reducción de la jornada laboral

Francisco ha propuesto ideas innovadoras en el campo económico que incluyen la defensa de la renta básica, una medida que garantizaría un ingreso mínimo a todos los ciudadanos para cubrir sus necesidades básicas. Esta propuesta es un reflejo de su creencia en la dignidad intrínseca del ser humano, admitiendo que el acceso a los recursos y a una vida digna no debería depender de la situación laboral o económica individual.

Además, ha abordado la necesidad de repensar la jornada laboral, sugiriendo que una reducción en horas de trabajo podría llevar a una mejor calidad de vida, permitiendo a las personas disfrutar de más tiempo con sus familias y en actividades comunitarias. En definitiva, estas propuestas son parte de su visión de una economía que prioriza el bienestar humano y la equidad, en lugar de las ganancias rápidas y el consumo desmedido.

Una nueva forma de entender la caridad

El Papa Francisco desafía la noción tradicional de la caridad como mera beneficencia o asistencialismo, proponiendo un enfoque más integral y político. Para él, la caridad debe manifestarse en la búsqueda del bien común y no en soluciones temporales que perpetúen la dependencia. La caridad, desde su perspectiva, debe estar anclada en la justicia social, promoviendo políticas que faciliten la participación activa de las personas en el proceso económico y social.

Este enfoque se traduce en un llamado a la solidaridad, donde cada individuo tiene un papel que desempeñar en la construcción de una sociedad más justa. Al enfatizar la participación popular, Francisco no solo aboga por asistencia, sino por un empoderamiento de las comunidades para que tomen decisiones sobre su propio desarrollo y bienestar.

"Por la tierra, el trabajo y el techo"

Francisco resume sus preocupaciones y propuestas en el lema "tierra, trabajo y techo", tres elementos esenciales para una vida digna. Cada uno de estos aspectos refleja una necesidad fundamental de los seres humanos y su interconexión en el ámbito económico. La tierra simboliza la necesidad de cuidar nuestro medio ambiente y garantizar acceso a recursos naturales, el trabajo representa la dignidad que proviene de un empleo justo y equitativo, y el techo es el derecho básico a tener un hogar seguro y estable.

Esta triada no solo aborda las necesidades económicas, sino que también invita a la reflexión sobre cómo nuestras acciones afectan a otros y al futuro de nuestro planeta. En tiempos de crisis económica y ambiental, este mensaje resuena con fuerza, recordándonos que el bienestar de la humanidad está intrínsecamente ligado al cuidado de la Tierra y a la justicia social.

Desafiando a los poderes establecidos

El impacto de Francisco se extiende a su habilidad de desafiar las narrativas dominantes. Su énfasis en la solidaridad y la fraternidad ha permitido colocar la lucha contra la pobreza en el centro del debate político mundial. Su prédica ha llevado a la Iglesia Católica a adoptar un papel más activo y crítico frente a las injusticias globales. A través de su liderazgo, ha dado voz a innumerables personas que se han visto sometidas a regímenes económicos opresivos.

Etiquetas de comunismo y resistencia de los sectores conservadores

El carácter innovador y progresista de Francisco ha suscitado reacciones encontradas, especialmente entre ciertos medios de comunicación y figuras políticas de extrema derecha. Este sector lo ha denunciado como un comunista y una amenaza a los valores tradicionales de la sociedad. Sin embargo, es esencial entender que sus enseñanzas no promueven un modelo comunista, sino que abogan por una "economía del encuentro" que respete las diferencias y garantice la dignidad de todos.

Un papa que ha marcado un cambio significativo

La elección del Papa Francisco, un argentino de raíces latinoamericanas y con un enfoque progresista, no es un evento aislado. Lo que al principio parecía excéntrico y un poco de la visión estereotipada del papa “porteño” que tomaba mate, tenia la bandera de San Lorenzo, y comía dulce de leche terminó siendo la apertura de la Iglesia Católica. Fue quien lavo los pies de los más marginados, incluyo mujeres en cargos de poder dentro de la Iglesia, incluyó a lo colectivos LGTV en el reino de dios y se manifestó por la paz interviniendo en situaciones extremas. Francisco fue y es la culminación de un deseo colectivo de cambio dentro de la Iglesia Católica, un deseo de reformar no solo las estructuras internas, sino también de hacer frente a la injusticia social y económica que permea el mundo actual. Su papado ha simbolizado un giro en la dirección de la Iglesia, una actualización, desde una institución a menudo percibida como conservadora hacia una que se involucra activamente en cuestiones que afectan a la humanidad en su conjunto. Francisco mostro que las instituciones, inclusive la Iglesia católica, la hacen las personas y de esta forma sus ideologías y creencias y que ninguna es ajena del poder económico.

Bergolio, el papa Francisco ha sido mucho más que un líder espiritual y para muchos más un referente que ha funcionado como un catalizador del cambio económico y social.

A través de sus aportes fundamentales, ha remodelado el discurso nada más y nada menos que desde la Iglesia sobre cómo organizar nuestras economías y ha iluminado el camino hacia un futuro más justo y sostenible. Las críticas que enfrenta incluso después de muerto muestran su aporte y que su legado se está formando como un faro de esperanza que puede guiar a las generaciones futuras hacia una economía que se sostenga sobre la dignidad humana, la justicia social y la solidaridad global. Su llamado por la "tierra, trabajo y techo" se convierte en un imperativo urgente en un mundo que demanda un cambio radical en cómo entendemos los valores económicos y la ética social y política.

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