El objetivo era capturar al tupamaro Washington Barrios, quien estaba en Argentina; pero solo encontraron a su compañera y dos amigas. Se dedicaban a repartir volantes contra la dictadura; No eran terroristas, eran patriotas. Los terroristas estaban gobernando el país.
La derecha justifica el triple asesinato diciendo que en el enfrentamiento fue herido Juan Rebollo y que el capitán Julio César Gutiérrez fue abatido. Sin embargo, la investigación judicial demostraría tiempo después (con testimonios de vecinos y peritajes) que no hubo resistencia armada. Cuando los primeros efectivos rompieron la puerta de entrada y accedieron a un patio abierto, recibieron disparos que provenían de los militares que estaban apostados en las azoteas, debido a que al verlos en la oscuridad y de lejos, pensaron que era a Barrios a quien disparaban.
En el pedido de procesamiento de los responsables, el fiscal Ricardo Perciballe señaló que: “Más allá de si las jóvenes se resistieron o no al allanamiento (realizado sin orden judicial y en horas de la noche), lo real es que estas fueron ejecutadas, si se quiere masacradas, cuando se encontraron acurrucadas en una zona donde no pudo efectuar resistencia alguna”.
En cuanto al expresidente Luis Lacalle Pou, es obvio que heredó del padre la versión derechista de la historia. Hay silencios que dicen mucho; hay ausencias que dicen todo. No haber asistido al acto de reparación, ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ni haber repudiado el crimen, fue una afrenta a los familiares de las víctimas ya la democracia.
Ver luego a Sanguinetti y Lacalle en el acto de condena al golpe de 1973 me dio náuseas. Ellos hicieron y hacen lo imposible para sostener la impunidad de quienes torturaron, violaron, asesinaron y secuestraron bebés. No tienen perdón. En consonancia con ellos, Robert Silva ordenó, justo cuando el país recordaba el golpe del 73, retirar de los ventanas del IPA las fotos de los detenidos desaparecidos. Recordemos también que Luis Alberto Lacalle llegó a negar a decenas de ellos y luego reconoció a algunos pocos. Su hijo dijo que si fuera por él, no buscaría más sus restos; pero, ante el repudio popular por su insensibilidad, cambió el discurso. La fruta nunca cae lejos del árbol.
Si; ya habíamos escrito sobre esto antes, y lo haremos el próximo abril y todos los abriles, porque los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo; pero sobre todo, porque el día en que olvidemos a las pibas de abril, las estaremos sepultando para siempre.
Por eso, mientras los Lacalle y sus socios políticos miran para otro lado, los demócratas deberán hacer retumbar a lo largo y ancho de la república esto que tanto incomoda a la derecha:
Laura Raggio. ¡Presente!
Silvia Reyes. ¡Presente!
Diana Maidanik. ¡Presente!